Los primeros resultados semestrales del año de Iberdrola muestran una reducción del beneficio en unos 300 millones respecto al año anterior. La caída del 18,4% se achaca a menores extraordinarios y al incremento del Impuesto sobre Sociedades en el Reino Unido. Aun así, la compañía alienta a los inversores y mantiene previsiones de beneficios anuales y dividendos.
La eléctrica respalda este optimismo en el incremento del 37% de sus inversiones, que alcanzan los 5.000 millones de euros. Según afirma la compañía, más del 90% de la inversión se ha destinado al desarrollo de capacidades renovables y redes inteligentes.
Además, remarcan un beneficio neto ajustado que aumenta un 8,4% en el semestre y ronda los 1.844 millones de euros. La razón que destacan en cuanto a este crecimiento es la cartera de proyectos que alcanza ya los 81.500 MW.
La inversión como protagonista
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, señala: “Estos resultados son el fruto de un esfuerzo inversor sin precedentes. En un período de gran complejidad, hemos acelerado las inversiones en redes, renovables y almacenamiento, promoviendo la actividad económica y ayudando a crear empleo de calidad en todo el mundo”.
También crece el Ebitda un 10,2% y roza los 5.500 millones de euros. Aunque la mayoría del beneficio bruto de explotación proviene de redes y renovables, el que proviene de generación y clientes cae un 40% por los altos precios registrados en el mercado eléctrico español, el impacto de la COVID-19 y de la tormenta de nieve Filomena (España), así como de la ola de frío de Texas en Estados Unidos.
Aun así, aumentan las compras a proveedores por parte de Iberdrola hasta los 18.000 millones desde el inicio de la pandemia. Añaden que los pedidos adelantados han conseguido mantener 400.000 empleos. Asimismo, se acelera la construcción de MW verdes, con la puesta en marcha de casi 3.000 MW renovables desde el pasado año.