Airbus, que ha entregado 563 aviones hasta noviembre de este año, rebaja su objetivo de entregas para 2022, fijado originalmente en 720 naves y luego corregido a 700 entregas, aunque "no espera quedarse materialmente corto de su estimación". Las nuevas estimaciones apuntan a que alcanzará 680 pedidos potenciales en 2022.
Este contexto llena de incertidumbre el escenario de cara al próximo año. Desde la pandemia, la producción y las entregas, antes vinculadas, se han desconectado. El objetivo del fabricante es llegar a producir 65 aviones A320neo al mes, aunque ha retrasado su fecha de aplicación justificando que se acelerará la producción durante los dos próximos años. Otra de sus principales metas, alcanzar los 75 aviones de pasillo único fabricados al mes, se ha ajustado a 2025.
Pulso a los fabricantes
El recorte en las previsiones de producción de la compañía apuntan a un pulso en torno a los suministros entre Airbus y los fabricantes de motores, que compaginan la demanda de nuevos aviones con el mantenimiento de flotas existentes.
Guillaume Faury, consejero delegado del fabricante de aeroplanos, insiste en que esta transparencia en los objetivos de producción es un intento de apuntalar el apoyo de los proveedores a las inversiones para una mayor producción en los próximos meses, aunque cree que "el entorno sigue siendo muy complicado".
La firma presiona para que los compradores puedan recibir sus pedidos previstos antes de que acabe 2022, aunque ya ha comenzado a retrasar entregas agendadas el próximo año, que podrían extenderse incluso hasta 2024.
Pero no todos los compradores están dispuestos a cooperar. Algunos arrendadores se niegan a recibir sus aviones ya retrasados en la última semana del año por temor a que su valor de reventa caiga cuando comience 2023.
En lo que va de 2022, la compañía ha recibido pedidos por 1.062 aviones, lo que supone un total de 825 tras ajustar cancelaciones.