Sólo el 8% de las empresas que tiene relaciones comerciales con la Administración tiene que aceptar una extensión de los plazos de pago (en 2017 eran el 12%). En el otro extremo está la gran empresa, que impone plazos de pago al 51% de sus proveedores (2017, 53%). La capacidad de las pymes para imponer plazos de pago afecta al 46% de sus proveedores (2018, 42%). El mayor empeoramiento, de cinco puntos, se registra en el segmento de autónomos, que imponen plazos de pago superiores a los que desean al 17% de las empresas (2017, 12%).
Según el Estudio, elaborado por Crédito y Caución e Iberinform con el soporte académico del IE Business School, sólo el 41% de las empresas trabaja con plazos inferiores a los 60 días que trató de impulsar la Ley 15/2010 de Medidas de Lucha contra la Morosidad. El porcentaje de empresas que trabaja por encima de los 90 días se mantiene estable desde hace tres anualidades en el 14%.