Tras meses de negociaciones, Londres y Bruselas tienen un principio de acuerdo encima de la mesa. El embajador de Reino Unido en España, Simon Manley, espera poder concluir en la Cumbre europea de esta semana que hay progreso suficiente para avanzar en el proceso transitorio y la futura relación con la Unión Europea. Después de que la premier, Theresa May, haya advertido que Reino Unido no pagará la factura de divorcio, estimada entre 40.000 y 45.000 millones de euros, si no se llega a un acuerdo final sobre la relación comercial, Manley se muestra más conciliador: "Esta es la primera etapa en la negociación. Queremos lograr un acuerdo global sobre el periodo transitorio y las perspectivas de la futura relación".
El embajador explica que la prioridad de ambas partes es "asegurar los derechos de los 3 millones de europeos que viven en Reino Unido y el millón de británicos que viven en Europa, 300.000 de ellos en España". Asegura que aquellos que estudian, trabajan, y en definitiva, contribuyen a la economía británica, se quedarán en el país.
En cuanto a Irlanda, el acuerdo de la semana pasada implica respetar los acuerdos de Viernes Santo y evitar que exista "una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte", señala.
Simon Manley apuesta también por el libre comercio. Pide que los trámites burocráticos y los aranceles entre Reino Unido y los países europeos "se reduzcan al mínimo" una vez que el país abandone la unión aduanera. También defiende la buena relación política y comercial de su país con España, que alcanza ya los 46.000 millones de euros al año.