El 5 de noviembre los ciudadanos estadounidenses de 18 o más años acudirán a votar para elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Aunque no es oficial, dado que no han sido nombrados por sus partidos ni se ha iniciado la campaña, los dos candidatos son Joe Biden y Donald Trump, actuales Presidente y expresidente de Estados Unidos, respectivamente. Esta noche, ambos se enfrentarán en el primer debate antes de los comicios en un duelo donde se esperan más ataques entre ellos que propuestas en firme para el país.
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Esta noche los candidatos a la presidencia del Gobierno de Estados Unidos se ven las caras en un debate que promete más ataques que propuestas
Aranceles a China, reducción de impuestos y ESG, los platos fuertes
La guerra comercial con China promete ser el plato fuerte. Hace meses Donald Trump ya prometió imponer un 10% de aranceles a las empresas extranjeras que venden sus productos en Estados Unidos. Unos ingresos que se dedicarían a pagar deuda, según el ex mandatario. Aunque Joe Biden se ha adelantado al candidato republicano y ha impuesto aranceles por valor de 18.000 millones de dólares a los productos chinos, con los vehículos eléctricos en el punto de mira. Una medida que se implementaría desde 2025 o 2026, es decir, un cambio en el Gobierno podría modificar los tiempos.
La reducción de impuestos puede ser otro de los puntos a tener en cuenta. Una de las medidas estrella del mandato de Trump fue la reducción de tasas a hogares y empresas, aunque su reforma expira en 2025. También ha prometido una exención fiscal para las propinas.
Por el contrario, Joe Biden ha esbozado unos presupuestos para el próximo año con un impuesto mínimo del 25% a los más ricos, mientras que planea incrementar del 21% al 28% el Impuesto sobre la Renta a las empresas.
Además del crecimiento económico, los precios de los productos y el escenario para los trabajadores, el incierto futuro de las ‘Industrias verdes’ tras la corriente anti-ESG que se expande por el país será otro 'asunto caliente'. La potencial elección de Trump podría asestar un duro golpe a las políticas sostenibles y a la industria destinada al desarrollo de las energías limpias.