Esta semana tampoco, una vez más, no ha estado exenta de polémica. Puede que alguna que otra tara tenga, pero la economía y la política no han dejado de darnos noticias, titulares y algún que otro susto.
Escucha el resumen semanal completo en este podcast de El Balance:
- Amenazas de quiebra, un machete y la luz... las claves económicas de la semana
- Presupuestos, vivienda, eléctricas... las claves económicas de la semana
La semana ha ido de datos y de la lucha que cada semana, la vicepresidenta segunda del Gobierno. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tiene con su eterno contrincante, el secretario general del Partido Popular. Teo, Teo, Teodoro García Egea.
Ahora, él, estoicamente, recoge el guante y la decía a Yolanda Díaz que era un bluff y entonces la líder de Podemos en el Gobierno de coalición le decía de rebajas que anda Díaz para tratar de explicar las medidas del Gobierno para atajar los precios de la energía, por la ley de la vivienda, por el paro (su cometido) y demás.
Problemas de la energía
Seguimos a cuenta con que la factura a final de año va a ser la misma, que no va a mover ni una coma, de la que se pagó en 2018. Pero el problema, señor Sánchez, es que las cosas están muy mal.
Que los futuros del gas (el causante de todo esto) sigue subiendo (es decir, que de aquí a unos meses la cosa no se relaja). Que el megavatio hora no ha bajado, ni un solo día, de los 200 euros y que en los últimos siete días, de media, se ha pagado 5 veces más que el año pasado por estas fechas.
El caso es que Sánchez se vuelve como se fue, con una mano y otra detrás, pero eso sí, se ha reunido con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen y al presidente del Consejo, Charles Michel, y les presentaba una hoja de ruta clara tres líneas de actuación en torno a la formación del precio del gas (es decir, la ponderación que tiene cada fuente de energía en un mercado que Sánchez califica de “distorsionado”), la posibilidad de compras conjuntas de gas… a esto la semana pasada le decía Bruselas que
Que va a ser que no y la especulación del mercado (donde poco se puede hacer porque son las empresas las jugadoras del partido).
Sánchez lo que critica (también) es la lentitud de Bruselas, dice, nos gustaría ir más rápido, pero responde Von der Leyen bueno, no le respondía así, pero el mensaje no cambiaba mucho, que lo de comprar el gas conjuntamente se puede mirar, pero deberá ser voluntario (y aquí es donde pincha Bruselas las ilusiones de La Moncloa). Que bueno, que si se pone pesado que lo hablan, pero que ya se vaya buscando él la vida.
De todas formas tenga cuidado señor Sánchez porque Europa no está interesada en abrir el melón de la luz. Usted dice que quiere esperar a diciembre a ver qué pasa y en ese mes se cumple el plazo que se dio a su Gobierno para conseguir abaratar algo la luz. Y todo parece a que no va a ser así.
Nuevas subastas
A Iberdrola y su presidente, Ignacio Sánchez Galán, al menos, no. Después de que Ribera nos dijera esto a los periodistas en un acto en Madrid, sale la eléctrica con un comunicado y órdago sobre la mesa: retira la tasa sobre las renovables y yo no cargaré los costes en la industria (sector más afectada por las alzas, la semana pasada les contamos los cierres de ArcelorMittal y Mídenos, ahora hay que sumar los de Fertiberia).
El asunto es que Iberdrola, Endesa y Acciona para escenificar su rebote (aquello de no respiro y me convierto en pera) no fueron a la cita complicando aún más la promesa de Sánchez, ya saben el objetivo que tiene España es incorporar electricidad renovable al sistema y para el año 2030 necesita que suponga un 74%, mientras que ahora estamos en un 44%.
Para llegar a esas metas hay que incorporar de aquí a 2030 más de 50.000 MW de renovables. Y aquí hay dos maneras de hacerlo. La primera sería ir directamente al mercado. La segunda son las subastas de energía renovable.
Esta opción es la más interesante para las empresas, ya que iniciar este tipo de instalaciones tiene una alta inversión al inicio, aunque luego tiene costes más bajos. Para que los bancos lo financien las empresas necesitan demostrar que les van a comprar la energía que generen en dichas instalaciones.