El continente asiático está al rojo vivo. Hoy han sido Corea del Sur y Japón los protagonistas de otra guerra que se disputa en el entorno tecnológico.
La disputa entre ambos países se considera una de las peores en las últimas décadas a raíz del litigio por las compensaciones a trabajadores surcoreanos esclavizados durante la colonización nipona de la península.
Korean Air, la principal aerolínea del país, ha anunciado que desde el 3 de septiembre se suspenden los vuelos entre Busan y las ciudades japonesas de Osaka y Sapporo.
Asiana, la otra de las grandes aerolíneas de la península de Corea, se suma a estas supresiones con la eliminación de tres vuelos semanales entre Busan y la isla nipona de Okinawa a partir del 23 de agosto.
Diferentes aerolíneas de bajo coste ya han cancelado sus vuelos regulares a Japón y todo apunta a que seguirán reduciendo sus rutas a partir de este mes.
Estas restricciones se entroncan en la campaña de boicot a productos japoneses emprendida por Seúl a raíz de las restricciones comerciales sobre materiales químicos básicos que las compañías surcoreanas utilizan para fabricar los chips de las memorias y pantallas de productos electrónicos.
Tokio ha sacado a Corea del Sur de su lista de socios comerciales preferentes y augura un nuevo estadio en un entorno de conflicto permanente en esta región de Asia-Pacífico.