El lunes 20 de enero Donald Trump tomará posesión del cargo de Presidente del Gobierno de Estados Unidos, algo que se conoce desde que venciera en las elecciones del 5 de noviembre. Sin embargo, en esta ocasión nos remontamos al año 2017 cuando aún faltaban unos meses para que se convirtiera por primera vez en Presidente. Por aquel entonces, Donald Trump tuvo que responder muchas preguntas sobre quién había financiado todas sus propiedades relativas al golf. ¿Qué hay detrás de este sospechoso imperio de Trump?
Tras la posesión de Trump como presidente de EE.UU en 2017, el republicano ha logrado crear un imperio valorado en más de 1.000 millones de dólares.
El caso comenzó cuando un redactor especialista en la materia afirmaba que Eric Trump, hijo de Donald, había asegurado que su padre obtuvo toda la financiación que necesitaba de Rusia. Una historia que Eric negaría posteriormente, pero que llamó la atención de quienes investigaban las cuentas del entonces presidente electo. Entre ellos estaba el fundador de la empresa que ayudó a producir el expediente Stelle, que insinuaba un posible lavado de dinero.
Entonces, periodistas y opositores a Donald Trump buscaron respuestas para descubrir la fuente de estos fondos. Se preguntaban por qué Donald Trump arriesgaría más de 175 millones de dólares en activos que llevaban años congelados y perdían dinero.
Buena parte de la financiación, unos 250 millones de dólares según Forbes, provino de miembros de los clubes privados de Trump, que pagaron depósitos de iniciación. Teóricamente, podrían recuperar los depósitos si se cansaban del lugar después de 30 años, aunque no en todos los casos fue así.
Por otro lado, más de 450 millones de dólares llegaron a través de una lista de ganancias inesperadas, como pagos de préstamos, reembolsos de impuestos y refinanciación de propiedades. Lo que es seguro es que el Deutsche Bank, principal prestamista de Trump, en ningún momento ayudó al futuro Presidente.
¿Cómo logró Trump agrupar la cantidad suficiente?
Es cierto que sus apuestas en efectivo fueron poco prudentes. De hecho, después de las elecciones de 2016 tuvo que conseguir un préstamo de emergencia.
Desde la compra de su primera propiedad en 1995 el cobro de membresías ha sido la fórmula estrella para rentabilizar en el corto plazo este tipo de propiedades. Pero esas membresías tienen obligaciones. Eso sí, a 30 años. Tiempo suficiente para construir un imperio, pensaría Donald.
En 2013, cuando ya aunaba varias propiedades bajo su imperio, el escritor James Dodson revelaba la confesión de Eric Trump, que luego sería negada por este. Según apunta el autor, el hijo del Presidente aseguraba que gente de Rusia financiaba todo lo necesario. Eric podría haberse referido a la venta de una mansión de Trump a Rybolovlev por más de 90 millones de dólares o de un viaje a Moscú que generó 6 millones de dólares a través de otro multimillonario.
Finalmente, el concepto de financiación de membresías caminaba hacia la extinción mientras la Gran Crisis financiera se fraguaba. En cambio, Trump decidió redoblar su apuesta con la compra de varias propiedades.
Mientras las investigaciones acababan en callejones sin salida, Forbes publica que en 2010 Trump recibió 85 millones de dólares de un deudor desconocido, pero llegó el día en que el dinero empezó a escasear. El hombre a cargo del dinero de Trump, Allen Weisselberg, terminó recurriendo a un prestamista que firmó un crédito de 25 millones para ayudar a Trump, ya ganador de las elecciones por primera vez, a salir a flote.
Tras la llegada a la Casa Blanca en 2017, el grifo se cerró. Sin embargo, era todavía un misterio cómo se había financiado el imperio del golf. Después de la pandemia, el negocio mejoró y su valor hoy está por encima del millar de dólares y ningún agente externo sospechoso tendrá que meter dinero en un negocio que todavía es una incógnita cómo se creó.