El Banco Central de Turquía ha anunciado, poco después de la apertura del mercado, que va a inyectar de 6.000 millones de dólares en el sistema financiero del país para garantizar la liquidez de los bancos y detener el desplome de la lira turca frente al dólar.
La entidad garantiza "toda la liquidez necesaria" a los bancos del país, además de reducir la ratio de reservas obligatorias exigida a las entidades turcas como respuesta a las turbulencias que han hundido más de un 40% el valor de la lira turca y en apoyo del funcionamiento eficaz de los mercados.
El mecanismo de opción de reserva, creado en 2011, determina qué porcentaje de las reservas financieras de un banco turco puede estar en divisa extranjera u oro, y qué parte debe estar en liras.
También la agencia de Supervisión Bancaria de Turquía ha anunciado la imposición de restricciones a las operaciones de swap en divisas de los bancos del país.
Además el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, ha advertído en la noche del domingo a Estados Unidos de que responderá con la misma moneda si continúa la actividad hostil. Recordemos la decisión de Donald Trump de imponer nuevos aranceles al país, algo que ha tocado aun más la delicada situación de la economía turca, con la lira en mínimos respecto a otras divisas como el dólar. Erdogan instaba el viernes a los turcos a cambiar dólares y euros por liras para favorecer la moneda nacional, aunque muchos han hecho justo lo contrario.
Mientras, el mundo económico está pendiente de las medidas anunciadas por el ministro de finanzas turco, Berat Albayrat. Turquía prepara un paquete de medidas fiscales para fortalecer la independencia de la política monetaria. Las medidas, según el ministro de finanzas turco, se prolongarán por un espacio inicial de 100 días.
La lira, que lleva en caída 13 años, es ya una preocupación real para Turquía y todos sus inversores, muchos en Europa. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, fue más patriótico que económico en su discurso y apelaba a su dios para salir de esta crisis. Más técnico fue el ministro de economía, quien prometía fundamentos sólidos. Por el momento no convencen a Europa ni el BCE, aunque algunas entidades como la holandesa ABN AMRO daba un voto de confianza a la economía griega para 2019
El gobierno turco calificaba esta situación de guerra económica por parte de Estados Unidos. El gobierno americano subió hace dos días los aranceles sobre el aluminio y el acero turco, lo que llevó a criticar duramente a Trump y sus medidas, que califica de irregulares. El mandatario turco ha advertido recientemente que Turquía no se rendirá y buscará acercarse a nuevas alianzas.
Erdogan destacaba que son ellos los que protegen el aeropuerto de Kabul y lamentaba que Trump estuviera dispuesto a sacrificar su colaboración de esta forma. Los aranceles a Turquía llegaron después de que el país encarcelara a un pastor estadounidense, Andrew Brunson. Está acusado de simpatizar con el clérigo turco Fethullah Gulen, que para Erdogan es el responsable del golpe de estado contra él en 2016.