Dice Barrachina que la afectación a las empresas dependerá del sector en el que operen. El condicionante, sobre todo, estaría en el ámbito de los servicios y de la dependencia que las empresas tengan de la libre circulación de bienes. Y es que "no pertenecer al mercado único y, sin embargo, participar de una de las cuatro libertades comunitarias es algo que la Unión Europea tendrá que aceptar".
Un ángulo importante, con un gran componente político, y que "en España a veces se nos escapa" en este punto de la libre circulación de bienes, es que "no pueden permitirse el lujo de una frontera estricta" entre Reino Unido e Irlanda. Además sujeto a un sistema arancelario a medida que haría que "los bienes que llegan Reino Unido estuvieran sujetos a aranceles comunitarios que recaudaría el propio Reino Unido".
El sistema de prestación de servicios financieros sí se ha visto más penalizado: "se ha pasado de un reconocimiento mutuo a un régimen de equivalencia mejorada" que garantiza mayor autonomía al Reino Unido, pero rebaja cierto acceso al mercado europeo para los bancos ingleses. En esta materia, en cuya liberalización Reino Unido siempre ha sido pionero, no estaba dispuesto "a someterse a una regulación financiera que a futuro parece que va a ser más restrictiva".