A veces confundimos talento con capacidades y esto nos lleva a su vez a diferenciar dichas capacidades con respecto a competencias y habilidades. Sí alguien es capaz, se entiende que ya posee esa competencia, pero si tiene el potencial para aprender, eso realmente es lo que llamamos capacidad.
También es importante hacer una distinción entre competencias y habilidades. Una habilidad requiere que pueda realizar una tarea, mientras que la competencia es cuando esa tarea se realiza con experiencia y conocimiento.
Es muy importante partir de estas definiciones con el fin de conocer cómo distribuir la gestión del talento por competencias o habilidades imprescindibles para el desempeño en cada puesto de trabajo y aquellas que definen a los mejores trabajadores, dotados de mayor rapidez para realizar las tareas propuestas, o bien que posean una gran capacidad de organización personal.
Las personas cada vez deben de entender como su valoración como trabajador, incluye nuevos criterios más allá de los de su formación profesional, pues las habilidades tienen un papel dominante a la hora de evaluar a un empleado.
Cuando una persona está buscando trabajo, debe incluir estas capacidades, pero también necesita por su parte conocer lo que en definitiva está relacionado con el salario emocional.
Es en ese momento es cuando entra en acción la cultura de trabajo, un concepto cualitativo referido a los valores que quieran compartir los empleadores con sus empleados, valores que sirven como punto de referencia para todos.
Esta nueva cultura laboral pasa por el reconocimiento de que el trabajador es algo más que un recurso: es una persona, un ser humano y donde la productividad es el resultado que surge del enriquecimiento de las capacidades del trabajador
La cultura del trabajo es una cuestión de actitud al final de un aprendizaje social y como tal va a cambiar los comportamientos convencionales superados por un nuevo modelo de relaciones laborales e implícitamente por el mercado de trabajo.
Se van a demandar nuevos modelos y trabajadores y empresarios deben hacer una transición hacia un nuevo modelo más acorde con la economía digital.