El carbón es la materia prima fósil más citada en las últimas horas. Europa no lo quiere, de hecho lo ha ido eliminando como fuente energética ya que genera casi el doble CO2 por unidad de energía que el gas natural. Pero la crisis del gas ruso le obliga a recuperarlo.
Claves en este podcast con Luis Vicente Muñoz y Laura Blanco:
La crisis del gas con Rusia obliga a países miembros a reactivar planes energéticos con este material
Peticiones de cuento
En las últimas horas, la propia presidenta de la Comisión Europea ha pedido a los países miembros que no retrocedan en los pasos ya dados para reducir el uso de combustibles fósiles: mantener la inversión masiva en renovables, usar esta crisis para avanzar en la transición energética, bajar los termostatos para ahorrar.... Pero en medio de la crisis energética todas estas peticiones suenan a cuento.
La realidad es que Rusia mete menos gas por el canuto. De hecho, la semana pasada redujo en un 60% los envíos por el gasoducto Nord Stream 1. Esto genera miedo, inseguridad, amenaza de carestía energética. Por eso lo que hace unos meses parecía imposible, hoy es una realidad: reactivar planes de quema de carbón para generar energía.
Es el caso de Países Bajos, que anunciaba este lunes a través de Rob Jetten, ministro de energía y clima, que su país cambiaría las leyes que exigen que las estaciones de carbón operen a un máximo del 35 por ciento de su capacidad.
Pero algo similar pasa en Alemania, Italia y Austria, países que ya han verbalizado que las centrales eléctricas de carbón pueden ayudar al continente a superar una crisis que ha disparado los precios del gas y se ha sumado al desafío que enfrentan los políticos que luchan contra la inflación.
Mientras el ministro de energía de Alemania, Robert Habeck, miembro del Partido Verde teme extorsiones políticas en invierno de la mano de la crisis energética en Rusia. Por su parte Markus Krebber, director ejecutivo del mayor productor de energía de Alemania, RWE, lanza una advertencia: los precios de la energía podrían tardar de tres a cinco años en volver a caer a niveles más bajos.
En Europa tanto la italiana Eni como la empresa de servicios públicos alemana Uniper ha reconocido que están recibiendo volúmenes de gas ruso inferiores a los contratados. Algo que impacta en las reservas de gas: llenos en un 54% el lunes frente a un objetivo de la Unión Europea del 80% para octubre y del 90% para noviembre.
Estados Unidos no se enfrenta a un problema de suministro energético, pero sí de precios. Cerca de 3 dólares ha subido el galón de gasolina en el último año en el país. Para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, tanto el presidente Biden como la Secretaria del Tesoro Janet Yellen han empezado a lanzar mensajes a favor de reducir los impuestos a los carburantes (18,4 centavos por galón).