Biden contra el Congreso y Trump a por el Senado. Estas son las claves de la semana política en Estados Unidos (EEUU). Este martes pasará a la historia por el inicio en el Senado del segundo juicio político a Donald Trump. Mientras tanto, en el Congreso empiezan las votaciones del comité para dar luz verde definitiva al plan de estímulo de Joe Biden, un proceso que durará más de dos semanas.
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Tanto demócratas como republicanos se han mostrado contrarios al gasto de casi 2 billones de dólares propuesto por la Casa Blanca
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El camino de Joe Biden para aprobar el plan de estímulos de casi 2 billones de dólares por el impacto de la pandemia de la COVID-19 en Estados Unidos está siendo arduo. Esta hoja de ruta lleva ya dibujada tiempo, de hecho, llega como consecuencia de una de las promesas electorales que auparon al demócrata a la Casa Blanca el pasado tres de noviembre.
Sin embargo, tanto burros como elefantes, es decir, tanto demócratas como republicanos, han criticado al presidente por considerar los 2 billones de dólares una cifra “demasiado alta”.
En consecuencia, y a la vista de las múltiples oposiciones que ha suscitado este plan de ayudas, Biden se ha mostrado ahora dispuesto a hacer concesiones para, dice, que pudiera ser aprobado sí o sí.
Con todo y con ello, Biden se mantiene firme en su idea de entregar a los estadounidenses un pago único de 1.400 dólares con el objetivo de inyectar liquidez en la economía, el mandatario estadounidense ha abierto la puerta a cambiar los requisitos sobre quién recibirá esa asistencia, lo que podría disminuir el número de beneficiados.
Los demócratas han visto con buenos ojos la voluntad de negociar y han aprobado en la Cámara de Representantes, un plan presupuestario que les permitirá aprobar definitivamente el estímulo billonario sin el apoyo de los republicanos, más reticentes ante las ayudas.
A pesar de ello, Biden ha prometido trabajar con los conservadores ya que su intención es hacer que el paquete de reformas, apunta, sea una medida política transversal y no tenga nada que ver, al menos al ojo del gran público, con la lucha partidista. A pesar de ello, la presión para apoyar la inyección económica antes de marzo está alcanzado cada vez una mayor tensión.
1.400 dólares por familia
Sobre el papel, la actual propuesta de los azules pasa por entregar uno de estos cheques de 1.400 dólares a cada estadounidenses que gana menos de 75.000 dólares al año. Una medida que, según los republicanos, es un despilfarro.
Frente a ello, algo más de una decena de senadores moderados del Partido Republicano, liderados por Susan Collins, ha propuesto a Biden un plan de estímulo de 618.000 millones de dólares, lo que supone casi un tercio de los 1,9 billones de dólares que reclaman los demócratas.
Ese plan incluye unos pagos directos de 1.000 dólares, en vez de 1.400 dólares, y apunta como potenciales beneficiarios a aquellos ciudadanos con una renta anual inferior a los 50.000 dólares.
Una posibilidad que en la Casa Blanca rechazan de pleno.
Biden ha considerado que esa propuesta de 618.000 millones de dólares es insuficiente, pero ha dejado claro que quiere trabajar con los republicanos para que el paquete de estímulo tenga el apoyo de los dos partidos.
El caso es que el paquete de ayudas ya está aprobado por el Senado, gracias al voto de calidad de la presidenta Kamala Harris.
Plan de apoyo
Las sesiones de debate, que se alargarán hasta el 22 de marzo, se dividirán para aprobar el plan por fases entre las que estarán:
- Las ayudas directas de 1.400 dólares
- Un beneficio por desempleo de 400 dólares semanales hasta septiembre
- Un paquete de 350.000 millones para los gobiernos locales, 50.000 millones para pruebas de la COVID-19
- Un fondo de alquiler de 30.000 millones
- Una propuesta, a la que nadie ha dado alas, para que las aerolíneas obtengan 15.000 millones de dólar para que puedan pagar las nóminas de sus trabajadores.
Un paquete de ayudas "histórico" que para la recientemente estrenada secretaria del Tesoro, Janet Yellen, será la llave para conseguir el pleno empleo en 2022.
Los demócratas esperan aprobar un paquete de ayuda antes del 14 de marzo, cuando expire un suplemento de desempleo de 300 dólares por semana aprobado en diciembre.
¿Y el impeachment?
Entretanto, en la Cámara Alta, se está juzgando a Donald Trump, ya como expresidente del país, en una segundo juicio político, o impeachment, con el que pasará a la historia siendo el primer líder de país en verse sometido dos veces a este escrutinio.
El Senado se convierte a partir de esta semana en un tribunal y los senadores en miembros de un jurado que debe decidir si el republicano cometió un delito de incitación a la insurrección por lo asantos al Capitolio del pasado seis de enero por parte de un turba de seguidores del republicano.
Un juicio que para los abogados de Trump no es más que un "teatro político".
Lo que empieza este martes es ya la segunda fase del impeachment, es decir, el juicio propiamente dicho en el Senado, ya que la acusación se aprobó el 13 de enero en la Cámara de Representantes. El proceso todavía no se sabe lo que va durar aunque ambas partes esperan que sea lo más breve posible.
En esta ocasión, a diferencia que la anterior, no se podrá terminar destituyendo a Trump como presidente, pero sí se podrá poner en marcha su inhabilitación que deberá ser votada en una moción posterior y, aquí radica la gran diferencia del proceso, la luz verde para su inhabilitación política solo necesitaría una mayoría simple de Senado con la que en estos momentos cuentan los demócratas.
Con todo y con ello, las posibilidades de que Trump salga del Senado como culpable son muy pocas. Ambos partidos están empatados 50 a 50. El veredicto de culpabilidad requiere el apoyo de 67 de los 100 senadores que hay, lo que significa que hasta 17 republicanos deberían desmarcarse de su partido y votar con los demócratas. Y es muy improbable que eso ocurra.