Lo que parecía una moda sencilla ha terminado por instalarse, y la inversión socialmente responsable ocupa ya un lugar destacado para las grandes gestoras del mundo. De hecho, ese tipo de inversión resulta, además de ética, rentable, en tanto que los grandes reguladores incrementan la presión sobre determinadas empresas que no cumplen los estándares exigidos.
Pero, ¿qué se conoce por inversión socialmente responsable? Las inversoras buscan la rentabilidad pura y dura, pero cada vez se dan más casos de fondos que están tomando conciencia de la importancia de realizar inversiones basadas, además de en la rentabilidad, en otro tipo de criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG por sus siglas en inglés).
Según el informe Our Common Future de 1987, “el desarrollo sostenible es aquel que responde a las necesidades actuales sin poner en riesgo la capacidad de las generaciones venideras de satisfacer las suyas propias”.
Es cierto que Amundi ya aplicaba los criterios ESG, y dedica 276000 millones de euros en inversiones responsables, casi el 20% de los 1,4 billones de euros que gestiona el grupo a nivel global, pero para que este plan funcione con mayor eficacia, incluyen ahora unos criterios de exclusión:
- Se excluyen las compañías que incumplen las Convenciones Internacionales o Regulaciones nacionales, es decir, que fabrican y utilizan minas antipersona, bombas de racimo, armas químicas, biológicas y uranio empobrecido.
- Se excluyen las compañías de peor calificación ESG de Amundi: se analizan en base a 36 criterios cuantitativos y cualitativos y se miden de la A a la G, siendo la G la peor calificación y las excluidas del grupo.
- También se excluyen aquellas compañías que tienen emisiones intensivas de carbono: si el 25% ingresos de la empresa deriva de la minería de carbón o si generan más de 100mil toneladas de carbón cada año.
Entre las iniciativas que incluye este Plan de Acción, está la financiación de proyectos verdes y participación de los emisores de bonos verdes en la problemática ambiental. Amundi pretende y se compromete a ayudar a los inversores institucionales a cumplir los requisitos medioambientales reglamentarios para hacer frente al desafío del calentamiento global.
Otro punto es el enfoque sostenible del desafío de alimentar a la población mundial y, a la vez, preservar los recursos futuros, ya que a largo plazo será más complicado debido al crecimiento demográfico, la urbanización y el aumento de las rentas (se consumirá más comida y más variada).
Por supuesto, el fondo invierte en renta variable global de compañías comprometidas con la limitación del impacto del cambio climático de acuerdo con el 13º Objetivo de Desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. El cambio climático requiere una intervención urgente y los grandes contaminadores tienen un papel fundamental para asegurar el cumplimiento los objetivos de temperatura global.
Y por último, para Amundi la educación “es la piedra angular para alcanzar una sociedad más justa”. El fondo invierte en este ámbito que al final es la base vital de los individuos con el objetivo de que estos conocimientos permanezcan en la sociedad desde las edades más tempranas.
Al final, lo que Amundi quiere es canalizar y asignar el ahorro de clientes teniendo en cuenta el interés general. Su elección se basa en la responsabilidad de las compañías e inversores hacia la sociedad; y el hecho de que las políticas de inversión responsable son también garantía de rentabilidad financiera a largo plazo.