Nueva York se embarca en uno de los mayores proyectos de las últimas décadas. Su Gobernador, Andrew Cuomo, invertirá 10.000 millones de dólares para mejorar el aeropuerto insignia de la ciudad: el JFK.

En concreto, el plan de renovación pretende unificar las nueve terminales, que actualmente están desconectadas entre sí, y mejorar el transporte público y las carreteras que conectan con el aeropuerto.



Estos cambios podrían costar hasta 8.000 millones de dólares y la mayoría de ellos podrían provenir de inversiones privadas. También hay sobre la mesa una propuesta para ampliar la autopista Van Wyck, que conduce al aeropuerto, y costaría otros 2.000 millones.

Se trata de la última propuesta para transformar la vieja infraestructura y llevarla a la era moderna. Nueva York se suma así a una carrera en la que la meta es conseguir el mejor aeropuerto de la última generación. Otras ciudades internacionales como Londres o Dubái ya se han adelantado con proyectos que pretenden mejorar y modernizar sus aeropuertos. Y es que, según el Gobernador Cuomo, Nueva York ha estado en los laureles demasiado tiempo.

Porque en el momento de su construcción, en 1942, el aeropuerto JFK fue uno de los aeródromos pioneros. Se trataba de una infraestructura adelantada a su tiempo, pero ahora ocupa el puesto 59 en la lista de los mejores aeropuertos de todo el mundo.

El JFK es el mayor de los tres grandes aeropuertos de Nueva York. Los otros dos son el aeropuerto La Guardia y Newark. En un principio, recibió el nombre de Aeropuerto Internacional de Nueva York, aunque era más conocido como Idlewild, puesto que se construyó en los terrenos del campo de golf con ese mismo nombre. Tras el asesinato de John F. Kennedy, el aeropuerto adoptó su nombre actual, en honor al presidente estadounidense.

Pero aunque el JFK es el aeropuerto con mayor número de pasajeros internacionales, no se ha adaptado a los nuevos tiempos. La única gran renovación a la que se sometió fue una ampliación entre los años 58 y 71, en la que se le añadieron más kilómetros cuadrados y ocho terminales, debido al incremento de la aviación.

Ahora el JFK pasará por el bisturí para mejorar su imagen, pero su modernización es sólo uno de los proyectos que pretende llevar a cabo el Gobernador Cuomo, entre ellos el reemplazo del puente Tappan Zee y la renovación del aeropuerto La Guardia. Por su parte, Donald Trump también se ha comprometido a impulsar proyectos de infraestructura mediante créditos fiscales.

Nueva York se suma a la era moderna, con una de sus insignias como modelo.