La inversión en EFTs, en fondos cotizados, ha alcanzado un récord en 2016, según datos de Blackrock. Han superado los 375.000 millones de dólares.
Aunque todavía son datos preliminares, superan los 348.000 millones de un año antes e incluyen también un nuevo récord, el conseguido en este tipo de fondos en Estados Unidos, su principal mercado. Allí han alcanzado los 286.000 millones. Entre los motivos que llevan a los inversores a optar por estos activos están los menores costes.
En los últimos meses, grandes gestoras como Blackrock, Vanguard y Schwab han rebajado sus gastos de gestión de algunos fondos a tan sólo 3 euros anuales por cada 10.000 dólares administrados.
Mar Barrero, analista financiera de Profim, comenta en Capital Radio, que estos fondos tienen menos comisiones porque replican índices y por tanto los gastos de gestión es muy reducida. Sin embargo, también advierte de que existen otras comisiones ligadas a la compra de acciones y la custodia y además el tratamiento fiscal es diferente al de los fondos de inversión. El ETF tributa como una acción y no se puede traspasar el dinero de uno a otro.
Los emisores de EFTs también atrajeron inversores hacia los conocidos como “smart beta”. Son fondos con una estrategia que pertenece a fondos de gestión pasiva, es decir que replican índices, pero también ponderan otros aspectos de la gestión activa como la búsqueda de dividendo o de una menor volatilidad.