"GameStop, la historia de la lucha contra los tiburones que se atiborraron de cortos en un chicharro de Wall Street". ¿Conoces el origen del argot financiero de esta frase? A veces se dice que si las finanzas son tan 'inalcanzables' es por la jerga utilizada. Y es que el origen de algunas de las palabras más utilizadas en el mundo financiero son verdaderamente curiosas.
Te lo contamos en este podcast de la sección Expediente Abierto.
Wall Street, Bolsa y parqué
Una de las más complicadas en bolsa es "invertir en corto". No, no es invertir a corto plazo, sino invertir a la baja. Su origen está en el inglés. Porque en cuando realizas una venta en corto y pides prestada una acción para venderla, en inglés se dice que estás “short of a stock”. Esto es que careces de ese título.
Hay expresiones en bolsa que se explican por anglicismos y otras se explican por la historia. Por ejemplo, "Wall Street" obtuvo su nombre en el siglo XVII cuando los holandeses construyeron allí un muro para protegerse de los británicos y los piratas.
El origen de la palabra “bolsa”, sin embargo no está en Estados Unidos. El concepto nació en Brujas, en un edificio de la familia noble Van Der Buerse, donde se realizaban grandes transacciones económicas. Además de que el apellido “Buerse” ya se parece a la palabra "bolsa", en la fachada del edificio había un escudo de armas con tres monederos de piel en forma, cómo no, de bolsa.
Más fácil es entender por qué llamamos "parqué" al lugar físico de las bolsas de valores. Principalmente se debe a que su suelo normalmente está hecho con este material.
Especialmente curioso es por qué a una quiebra también se le llama "bancarrota". La historia se remonta al siglo XVI, en Florencia. Los prestamistas se sentaban en una banca sin respaldo y cuando dejaban de ser solventes debían dejar su lugar en la plaza pública. La leyenda dice que cuando quebraban rompían esa banca, ya fueran ellos mismos u otros prestamistas.
Jueves negro, billete verde o caballero blanco
En la jerga bursátil y económica también se llevan mucho los colores. Uno de los usos lingüísticos es el del color “negro”. A veces se usa para connotaciones negativas, por ejemplo, para nombrar días de grandes desplomes en bolsa, como el Jueves Negro.
Pero, ¿qué pasa con el Black Friday? A priori, este evento es todo lo contrario: un día de compras masivas. Se le llama “black”, porque el negro es el color que usaban los contables para anotar los beneficios. Ese es el motivo por el que actualmente seguimos llamando “números rojos” a las pérdidas de una empresa.
Al dólar estadounidense se le conoce como el "billete verde". La historia se remonta a 1850 la Compañía de Billetes descubrió una tinta verde a prueba de disolventes y falsificaciones. Antiguamente, para falsificar un billete bastaba con hacer fotos y revelarlas. Fotos que, por supuesto, entonces solo eran en blanco y negro.
Dentro el mundo de los colores bursátiles, también están los "caballeros blancos" y los "caballeros negros" en las OPAs. Dentro de la epicidad, tienen su origen en algo tan simple como el juego del ajedrez. Las "blue chips", las grandes empresas de un índice, tienen su origen en las fichas azules del casino, que son las que representan un mayor valor.
Al final de la lista de los colores están los "gilts", los bonos británicos. En ingles gilded significa dorado y los certificados originales emitidos por el gobierno británico tenían esquinas doradas.
La particularidad inglesa
Y, hablando de Reino Unido, en este país surgen varios términos económicos curiosos. Para empezar, el apodo del Banco de Inglaterra: "la vieja dama de Threadneedle Street".
Una teoría dice que es por un dibujo que retrataba al Banco como una mujer de avanzada edad con un vestido hecho de billetes de 1 libra con los bolsillos llenos de monedas y sentada en un cofre de oro. Te lo explicamos con más profundidad aquí:
También tenemos la historia del FTSE 100, el índice bursátil, que no son más que las siglas de Financial Times Stock Exchange. La bolsa y el periódico se unieron en una 'joint venture' para crear este índice.
La historia de la 'City' de Londres también es curiosa. El centro financiero se hace llamar 'ciudad' -aunque ya esté dentro de otra ciudad- porque, realmente, tiene un sistema de gobierno distinto. Tanto es así, que la reina de Inglaterra tiene prohibida la entrada a la City sin permiso.
El cable, el kiwi o el loonie
Cuando en el argot financiero se habla de dinero y de monedas, es curioso el nombre se les da. Por ejemplo, el par libra-dólar se conoce como "cable" por la forma en la que se transmitía el tipo de cambio entre ambos países: a través del cable submarino que cruzaba el atlántico.
Como en el mundo hay “dólares” en tantos países, una manera de diferenciarlos es llamándolos por nombres de animales. El dólar neocelandés se llama "kiwi" por el animal, un ave no voladora que es icónica en el país, que está estampado en la moneda de 1 dólar neocelandés.
Por otro lado, el dólar canadiense se llama "loonie", que se traduce como gavia, porque también es el animal que aparece en la moneda de 1 dólar.
Una bolsa salvaje
Aunque para animales favoritos en la jerga bursátil, están los marinos. A los ricos los llamamos peces gordos. A los especuladores, "tiburones". Y a los valores pequeños, volátiles y manipulables también les hemos puesto el nombre de un pescado barato y poco apreciado: "chicharros".
Las mascotas también gustan en el argot. Por ejemplo, las empresas que más caen durante un año se conocen como los "perros de la bolsa". Y un rebote temporal de los precios después de fuertes caídas se conoce como el "rebote del gato muerto".
Más conocida es la asociación de mercados alcistas con los "toros", y los bajistas con los "osos". Esto es así por su forma de atacar. El toro lo hace con los cuernos hacia arriba y el oso con las garras hacia abajo.
Lo místico también vale
Gustan tanto los nombres de animales en el argot bursátil que hemos recurrido, incluso, a lo mitológico. A las empresas tecnológicas que valen más de mil millones de dólares sin haber salido a bolsa se las llama "unicornios".
Al inversor más exitoso del mundo, Warren Buffett, lo llamamos el "Oráculo de Omaha". Pero sin duda, uno de los conceptos más místicos es el que se refiere a la última hora del día que vencen los contratos trimestrales de opciones y futuros sobre índices y acciones: la "cuádruple hora bruja".
Su origen se remonta a los tiempos en que las operaciones se cruzaban de forma manual. La cantidad de órdenes que se producían era tal, que provocaban efectos imprevisibles y movimientos tan extraños que parecían auténticos actos de brujería.