El tortuoso camino de Toshiba comienza a enderezarse después de iniciar contactos para vender su negocio de chips de memoria, según informa este miércoles el diario nipón Nikkei. Según este medio, Toshiba ha iniciado las primeras conversaciones con Western Digital, su socio estadounidense, para arreglar diferencias y vender la división.
Estas informaciones han disparado las acciones de la nipona en el mercado japonés un 6,6% para cerrar finalmente con un alza del 4,3%. El alcanzar un acuerdo es un hecho vital para Toshiba, ya que esta venta le permitiría subsanar sus maltrechas cuentas.
Las primeras cifras recibidas por Toshiba Memory alcanzan los 1,9 billones de yenes (14.800 millones de euros). Un cheque firmado por la propia Western Digital y que suscriben también el fondo de inversión estadounidense Kohlberg Kravis Roberts, el fondo japonés Innovation Network y el Banco de Desarrollo de Japón.
Toshiba optó por escindir su rama de chips de memoria, la segunda de mayor cuota de mercado a nivel global tras la surcoreana Samsung Electric, con el objetivo de venderla e inyectar capital que compense las cuantiosas pérdidas que le han generado sus operaciones nucleares en EE.UU.
No obstante, las negociaciones podrían llegar a un punto muerto, momento en el que Toshiba consideraría otras opciones para sanear sus finanzas, como un aumento de capital, detalló el diario japonés.
Cuentas dudosas
El primer semestre de 2017 ha sido un calvario para los directivos de Toshiba que se vieron afectados por un escándalo contable y, especialmente, por la quiebra de su negocio nuclear en Estados Unidos y que todavía hoy arrastran.
Para protegerse de una quiebra del conglomerado, Toshiba decidió dividir su negocio en cuatro para evitar echar el cierre a más de cien años de negocio. A pesar de ello, los intentos para esquivar las dudas sobre su salud financiera han fallado.
El pasado mes de abril, PwC, auditor de las cuentas de la tecnológica, se negó a firmar las cuentas de la multinacional. Una decisión que dejó a Toshiba al borde de la expulsión de los mercados financieros.
Sin embargo, a principios de agosto, PwC cambiaba de postura y “con opiniones adversas” firmaba las cifras de Toshiba evitando que se sellara el capítulo final de la nipona. Un giro de 180 grados que ha desatado la rumorología en ámbitos financieros.
Expertos aseguran que Tokio intermedió para evitar la quiebra de Toshiba, aunque el máximo directivo de PwC Aarata, Koichiro Kimura, no ha tardado en desmentir este extremo a medios y agencias locales.
Toshiba empieza a ver la luz al final del túnel
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