La salida de Martin Sorrell de WPP supone un final impactante para la carrera del creador de la mayor firma de publicidad del mundo. La compañía declaró a principios de mes que había contratado abogados para investigar una acusación acerca de una conducta inapropiada por parte de Sorrell.


El presidente de una de las compañías más grandes del Reino Unido, presente en 112 países, declaró el pasado sábado que se retiraba. Se trata de un momento delicado para WPP y es que, el valor de las acciones de la compañía ha caído un 30% este año por el menor gasto de los clientes, la pérdida de contratos y una amenaza cada vez mayor por parte de Google y Facebook.


"Os echaré muchísimo de menos", escribió en un correo electrónico al personal de la compañía. "Como fundador, puedo decir que WPP no es solo una cuestión de vida o muerte. Fue, es y será más importante que eso".


Sorrell, se instaló en el centro de la escena en 1985 con la compra de una participación en una pequeña empresa de manufacturas, Wire and Plastic Products Plc, que usó como vehículo para adquirir grupos de comunicaciones en todo el mundo.


En unos pocos años había cerrado una serie de compras, quedándose con agencias de publicidad tan conocidas como J. Walter Thompson y Ogilvy, antes de conseguir una verdadera fuente de efectivo con la adquisición de Group M, una empresa de planificación de medios.


Siempre ha destacado por tener una ética de trabajo despiadada y una atención microscópica al detalle. De hecho, Sorrell formó un grupo que trabajaba mediante técnicas muy agresivas y a menudo se hizo cargo de negociaciones, pasando por encima de los jefes de marketing para tratar directamente con los presidentes de las empresas.


Ese papel permitió a Sorrell convertirse en un personaje no solo de la publicidad, sino de la economía global y en una voz siempre presente en los medios y en eventos como Davos.


El sustituto de Sorrell tendrá que decidir si el conglomerado de 200.000 personas debe cambiar o permanecer como hasta ahora.