"Algo está cambiando: los datos macro apuntan a un crecimiento más suave y los bancos centrales, que el año pasado eran nuestros grandes amigos, ahora ya no lo son", señala José María Luna, director de análisis de Profim.



Y a esta situación de menor amistad con los bancos centrales hay que añadirle un escenario de mayor proteccionismo comercial. un proteccionismo que confirma los peores temores tras la victoria de Donald Trump. "El mayor proteccionismo no beneficia a nadie: los aranceles pueden suponer mayores precios y tensiones inflacionistas, algo que pone más nerviosos a los bancos centrales, que podrían actuar", explica Luna.