Sigue el conflicto que protagonizan la Federación Profesional del Taxi y los conductores de Cabify.


La primera acusa de competencia desleal y violación de las normas de transporte en materia de contratación de servicios mediante vehículos de arrendamiento con conductor a la segunda. El magistrado del juzgado de lo Mercantil 12 de Madrid ha tenido que estudiar el caso y ha desestimado la demanda.


El modelo de negocio y de actuación que no gusta a los taxistas asigna un papel muy preciso a la empresa y a los conductores, sin ser el que viene a reflejar la demanda. Los titulares de las licencias de alquiler de vehículos con conductor son una cosa y la empresa conocida popularmente como Cabify otra.


Así, en efecto, puede darse el caso de que no se cumplan requisitos imprescindibles para que se desarrolle correctamente este servicio, como que estos conductores no pueden coger clientes mientras circulan o no tener hoja de ruta, pero esto no tiene que ser imputable a la plataforma, a Cabify, y no lo han demostrado en este caso.


O dicho de otra forma, que una cosa es quien presta el servicio de transporte de pasajeros y otra la empresa, la plataforma de intermediación.


La lucha continúa, todavía existe confusión acerca de los respectivos papeles en el nuevo servicio y hoy por hoy sigue sin apreciarse competencia desleal.