Dos semanas de tensiones políticas y varias reuniones con los socios europeos después, la CDU y la CSU llegan a un acuerdo en materia de inmigración que salva el Gobierno de Angela Merkel. La canciller de Alemania y su ministro de Interior, Horst Seehofer, han desactivado la crisis de la coalición con un pacto que incluye la creación de lo que han calificado como nuevo régimen fronterizo entre Alemania y Austria.
En virtud del acuerdo se crearán centros de tránsito desde los que será posible rechazar el ingreso de solicitantes de asilo sobre cuya petición sean responsables otros países de la Unión Europea. Con esta idea, Seehofer retira su amenaza de dimisión y se anota una victoria: "Hemos llegado a un acuerdo para prevenir en el futuro la inmigración ilegal en la frontera entre Alemania y Austria".
"Queremos establecer medidas nacionales, pero al mismo tiempo cooperar en asociación con los países de origen y otros países implicados. Haremos precisamente eso, crearemos centros de tránsito en Alemania y desde allí llevaremos a cabo los retornos de acuerdo con los países de los que proceden los solicitantes de asilo y donde ya están registrados", ha explicado Merkel.
Desde esos lugares, cuya ubicación no se precisa, se enviará de vuelta a esos solicitantes de asilo que hayan llegado a la Unión por la frontera de otro Estado miembro.
El otro socio de Gobierno, los socialdemócratas del SPD, se reúnen hoy para analizar el acuerdo. Aunque en un primer momento lo han aplaudido, las juventudes del partido podrían rechazarlo. La CDU también reunirá hoy a su ejecutiva para analizar el acuerdo.
Merkel cede en inmigración para mantener el Gobierno
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