La fiebre del oro blanco ha llegado para quedarse. La irrupción de los coches eléctricos ha convertido al litio en el mineral precioso del momento e iniciado una carrera contrarreloj entre países y empresas por este recurso natural. El litio es la nueva gasolina y lidera el mercado de las baterías para el almacenamiento de energía.
Es abundante en la naturaleza con vastas reservas en países como Australia, Chile, Argentina o Bolivia. Hasta ahora se utilizaba en numerosas aplicaciones industriales que van desde la cerámica hasta el vidrio. Ante la perspectiva de que el mercado de las baterías crezca a un ritmo del 12% anual ligado a los vehículos eléctricos, se espera alcanzar el millón de toneladas para 2030, según explica en Entre Líneas Jaime Alée, director del Centro de Innovación del Litio de la Universidad de Santiago de Chile.
El auge de la demanda ha impulsado el precio de la tonelada de policarbonato de litio hasta los 14.000 dólares desde los 7.000 dólares de media donde se situaba en los últimos cuatro años. Desde el Instituto Geológico y Minero de España, Manuel Regueiro y González-Barros asegura que muy pronto se podrían alcanzar los “20.000 dólares por tonelada” y reconoce que la posibilidad de que se geste una burbuja en torno al litio es real.
El analista de XTB, Alejandro Núñez, explica que es una de las materias primas que más revalorización tiene actualmente y ofrece cada vez más oportunidades de inversión. Si bien no se puede invertir en litio directamente, destaca alternativas atractivas para incluir en cartera como la Sociedad Química y Minera de Chile. Ligado al aumento exponencial de la demanda, Núñez asegura que el litio “podría convertirse en el activo refugio del futuro”.
Pero, ¿hay litio para tanta batería? Algunas empresas trabajan ya en materiales alternativos que, además, permiten mejorar algunos de los problemas de las baterías de ion litio, como el precio, el peso y la capacidad de almacenamiento de energía.
Es el caso de Albufera Energy Storage que apuesta por baterías de aluminio en sus baterías de alta tecnología. “El aluminio podría ser una opción muy viable dado su bajo coste, su abundancia en la corteza terrestre, su bajo peso y su gran capacidad de almacenamiento que comparado con el litio, en el mismo peso, podría almacenar cuatro veces más energía que el litio”, explica Laura Sanz Rubio, directora de Albufera E-Power.
Como todo recurso natural, el litio es finito pero estos expertos señalan que pasará mucho tiempo antes de que la escasez se convierta en un problema.
Los coches eléctricos convierten al litio en la nueva mina de oro
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