En la primavera de 1941, la II Guerra Mundial aumentaba su tensión y los nazis mostraban su poderío bombardeando Londres dejando más de 3.000 víctimas. Las tropas británicas contestaban con ataques a Berlín y Hamburgo.

De forma paralela y en la trastienda del segundo capítulo de la Gran Guerra se libraba otra batalla. Los servicios militares de EEUU y Reino Unido trabajaban en torno a Alan Turing para romper el célebre código nazi Enigma.






Noticias Relacionadas


En Bletchey Park (Buckinghamshire, al sureste del Gran Londres), Turing descifra sistema de los servicios de inteligencia alemanes. En marzo de 1943, Londres y Washington firman el acuerdo BRUSA, que pone las primeras bases de un sistema mundial de vigilancia masiva y de interceptación de las telecomunicaciones.

Con la capitulación germana se pierde el gran enemigo, pero al este de Europa empieza a emerger otro. Llega el primer punto de inflexión en la alianza entre EEUU y Reino Unido y son los británicos los que quieren mantener la relación a la que quieren unir más fuerzas: Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Este pacto de sangre se firmó en 1946 en los albores de la Guerra Fría, su objetivo: vigilar las comunicaciones en todo el mundo. Su nombre extraoficial: Five Eyes (Cinco Ojos en castellano). Un selecto club del que poco se sabe, poco se filtra y se desconocen sus tentáculos.

Solo se saben unas pequeñas palabras que escribió James S. Cox, ex general canadiense: “Los vínculos que unen a los socios son desde luego mucho más profundos de lo que muchos observadores creen, pero no hay acuerdos internacionales que gobiernen todas las relaciones de inteligencia entre los Cinco Ojos”.

China objetivo

Cayó Alemania, cayó la URSS y ahora hay un nuevo agente internacional: China. La guerra comercial ha redoblado las tensiones entre Estados Unidos y el gigante asiático y se ha encontrado un protagonista: Huawei.

La administración de Donald Trump frenó en seco el negocio de ZTE por posible espionaje, ahora es el turno de Huawei. Washington está intentado persuadir a los proveedores de servicios de telecomunicación en los países aliados, para que dejen de usar dispositivos de Huawei y rechacen cualquier nueva tecnología, como el caso del despliegue del 5G.

Alarma que ha tenido su eco en Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido. En estos tres países, el gigante chino no podrá desplegar sus redes. “Bloquear a los competidores de un campo de juego no puede hacerte mejor. Creemos que cualquier inquietud o alegato sobre la seguridad en Huawei debe basarse en evidencia objetiva. Sin evidencia objetiva, no aceptamos y nos oponemos a esas alegaciones”, señala la China en un comunicado.

El último agente de los Cinco Ojos, Canadá, también se enfrenta a presiones. Según la Casa Blanca, los lazos de la firma con el gobierno chino implican un riesgo para la seguridad nacional, pues los celulares y servicios de Huawei podrían ser utilizados por Beijing para espionaje.

Según el ex general del país norteamericano, los cinco países se reparten geográficamente su espacio de actuación: Canadá se ocupa de zonas del norte del Atlántico y el Pacífico, parte de Rusia y China y parte de América Latina; Australia controla el sur y el este de Asia; Nueva Zelanda cubre el Pacífico sur y el sureste asiático; Reino Unido se centra en Europa y Rusia Occidental; y Estados Unidos cubre parte de América Latina, el Caribe, China, Rusia, Oriente Próximo y África.

A principios de diciembre, ldirectora financiera del gigante electrónico chino, Wanzhou Meng, fue arrestada por las autoridades canadienses para ser extraditada a Estados Unidos por la supuesta violación de las sanciones impuestas por Washington contra Irán, anunció hoy el Gobierno de Canadá.

"Quien domine el mercado del 5G tendrá una tremenda ventaja para comandar las alturas de la información”, señalaba un informe de la inteligencia estadounidense. La carrera por dominar el 5G no se limita a batallas empresariales, va un paso más allá y preocupa a las más altas esferas del poder.