Caídas en bolsa y protestas de las grandes compañías del sector, ante el temor de que se desate una verdadera guerra comercial y suban los precios. Son las primeras reacciones al anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de subir el arancel el 25% sobre las importaciones de acero y un arancel del 10% para las importaciones de aluminio a partir de la próxima semana.

Toyota advierte que la subida de aranceles de Estados Unidos subirá sustancialmente los costes de producción y, por tanto, los precios de los automóviles y camiones vendidos en Estados Unidos. La empresa japonesa señala que más del 90% del acero y aluminio comprado para automóviles fabricados en Estados Unidos proviene del país.

La estadounidense Aloca, uno de los mayores productores de aluminio del mundo, se muestra contraria a la decisión de Trump y argumenta que ciertos socios comerciales deberían evitar los impuestos. "Creemos que los socios comerciales vitales, incluido Canadá, deberían estar exentos de cualquier tarifa sobre el aluminio" dice la empresa en un comunicado. "La industria del aluminio tiene una cadena de suministro integrada y las acciones no deberían penalizar a quienes cumplan con las normas" asegura.

El plan de Washington podría afectar también a la industria cervecera. La canandiense Molson Coors augura que generará pérdidas de empleo en el sector y que los fabricantes de cerveza podrían aumentar los precios como resultado de los mayores costos del aluminio, que finalmente repercutirían sobre los propios consumidores estadounidenses.