Los bancos centrales piden ayuda a los gobiernos: sus esfuerzos para alentar la economía a través de la política monetaria serán inútiles a menos que los jefes de Estado tomen más medidas. Esta es una de las conclusiones del simposio de Jackson Hole que se ha celebrado los últimos tres días en Estados Unidos.  Los funcionarios de la Reserva Federal, el Banco de Japón y el BCE han pedido más medidas a los gobierno que van desde una reforma migratoria en Japón a cambios estructurales para elevar la productividad y el crecimiento en Estados Unidos y en Europa. En su opinión, el mundo se enfrenta a un crecimiento económico y a una inflación débil y a unos tipos de interés muy bajos.

Además, en el mismo foro, la presidenta de la FED, Janet Yellen, ha dejado la puerta abierta a una subida de tipos en septiembre. Yellen ha señalado que los argumentos a favor de una subida de tipos se han fortalecido y el vicepresidente de la FED, Stanley Fischer, ha sugerido que se podía tomar la decisión en la reunión de septiembre si la economía marcha bien. Mientras, el presidente de la FED de Atlanta, Dennis Lockhart, ve dos aumentos este año y la jefa de la FED de Cleveland, Loretta Mester, aboga por un alza pronto para evitar quedar rezagado en materia de inflación.

Jeoff Hall, economista de Thomson Reuters-IFR Markets, prevé el repunte para diciembre.“Yo creo que ella (Yellen) espera que las condiciones económicas serán el apoyo para una subida de tipos. Lo que nos han decepcionado es su compromiso de que lo hará en cualquier momento. No creo que hayan subido las posibilidades de un alza en septiembre. Nosotros creemos que los elevará en algún momento de este año 2016 pero la percepción del mercado es que hay más posibilidades en diciembre que en septiembre.”

Las posibilidades de que alza de tipos en septiembre han subido a un 36% desde el 21% anterior, según CME Group, y para diciembre hasta un 63,7%.

Por su parte, un miembro clave del consejo ejecutivo del BCE, Benoit Coeure, ha asegurado que el banco estaba trabajando duro para evitar que las expectativas públicas sobre la inflación queden estancadas del "lado incorrecto", ni muy altas ni muy bajas. Y ha advertido de que el ritmo de las reformas entre los gobiernos europeos está perjudicando la estrategia.