España será en 2050 el segundo país más envejecido, solo por detrás de Japón, del grupo de la OCDE. Según la ONU, en 2050 habrá 76 personas de más de 65 años por cada 100 entre 20 y 64. Será la segunda tasa de dependencia más alta, cuando en 2015 España se colocaba, con menos del 35 %, en décimo tercera posición. Además, según el informe bienal sobre las pensiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el sistema español seguirá siendo, en términos relativos, uno de los más generosos.

La clave está en la tasa de reemplazo o sustitución, que en España se sitúa en la actualidad en un 82%. Esto supone que la cuantía de la pensión supondría de media un 82% del salario anterior a la jubilación para quien haya comenzado su vida activa en 2016 y cubra el periodo completo de cotización para jubilarse. Sin embargo, este porcentaje se reducirá tras la reforma de 2013, que desde 2019 lo vinculará a la evolución de la esperanza de vida a los 67 años.

La edad legal de jubilación, que en la actualidad es de 65,3 años, se incrementará progresivamente en España para llegar a 67 en 2027. Sin embargo, los que hayan cubierto por completo el periodo de cotización con38,5 años, frente a los 36,5 ahora, podrán continuar jubilándose a los 65, que está por debajo de los 65,8 de media en la OCDE.

La tasa española se sitúa muy por encima de la media del 63% de la OCDE y del 71% de la Unión Europea, pero está lejos de las de otros países como Holanda o Turquía, cuyas tasas de reemplazo se sitúan ligeramente por encima del 100%. Sí es superior a la de otros como Francia, cuya tasa se sitúa en el 74%, o Alemania, inferior al 60%. Entre los países con un menor porcentaje se sitúan México, con un 30%, y Reino Unido, con un 29%.

De acuerdo con los últimos datos comparables disponibles de 2014, los ingresos de los mayores de 65 años en España son de los más elevados de los países miembros, casi el 100% de los ingresos medios de la población total. Únicamente le superan Israel, Luxemburgo y, en particular, Francia.

En el caso español, la organización advierte de que el paro persistente y la alta tasa de temporalidad reducen los derechos de pensión para una parte significativa de la población en edad de trabajar. Otro problema para la viabilidad financiera del sistema español de pensiones es la baja tasa de empleo de las personas de más de 55 años, muy por debajo de la media, en particular el grupo de 65 a 69 años, donde es la más baja de los países de la OCDE.

De hecho, la edad media efectiva de salida del mercado de trabajo, que había subido antes de la crisis, se ha estancado en 62 años para hombres y mujeres, cuando la media en el "club de los países desarrollados" es de 65 años para los primeros y 62 para las segundas.