La moda se ha convertido en un actor más a lo largo de la presidencia de Obama. Ése es el legado que ha dejado Michelle Obama, la primera dama de los EEUU.

Ya desde sus inicios durante la primera campaña de Obama, Michelle Obama tuvo un gran impacto económico en la industria de la moda. De hecho, un estudio de David Yermack, profesor de la Universidad de Nueva York, demostró en el año 2010 que Michelle Obama generaba a las compañías un valor promedio de 14 millones de dólares tras llevar alguna de sus prendas en un evento público.

Las ganancias de las acciones de estas compañías eran rendimientos anormales acumulados, unos rendimientos que no podían atribuirse a las variaciones normales del mercado. Esas ganancias persistían tiempo después de la aparición en público. Algunas de los nombres que usaba Michelle con frecuencia, como Saks, registraron ganancias a largo plazo.

Pocas modelos o celebrities tienen ese impacto en el precio de las acciones de una empresa del mismo modo que lo ha hecho Michelle Obama, tal y como destaca un artículo del New York Times. De hecho, no todas las primeras damas han conseguido ese efecto. Ni siquiera un icono de la moda como Carla Bruni lo hizo. Y es que muchas primeras damas suelen vestir sólo de una marca, normalmente no asequible para todos los bolsillos. En el caso de Bruni, solía vestir de Dior, mientras que Michelle Obama ha mezclado la alta costura con artículos que cualquier persona puede comprar en un centro comercial.

Algo que demostró desde el primer momento. Poco antes de convertirse oficialmente en la primera dama de los EEUU, apareció en el programa “The Tonight Show” presentado por Jay Leno. En aquel momento se había hablado mucho del vestuario de Sarah Palin, por entonces candidata a la vicepresidencia de los EEUU por el Partido Republicano. Tuvo mucha repercusión porque todo su conjunto había costado unos 150.000 dólares. De modo que el presentador Jay Leno le hizo esta pregunta a Michelle Obama: “Quiero preguntarte por tu armario. Imagino que 60 de los grandes ¿60 o 70.000 dólares por ese conjunto?”. Ella respondía que lo había comprado en J Crew, una minorista estadounidense que vende todo tipo de marcas. La propia Michelle en ese momento se dirigió al público, en especial al público femenino y dijo: “chicas, todas conocemos J. Crew. Se consiguen cosas muy buenas online”.

Cabe destacar el hecho de que la presidencia de Barack Obama y el rol de su mujer Michelle han ido de la mano con el surgimiento y el auge de las redes sociales. De modo que todo lo que era digno de ser compartido comenzó a convertirse en viral. Y esto trajo consigo la oportunidad de evaluar el gran peso de lo visual, en este caso, de la moda y el impacto de las prendas que llevaba la primera dama. Michelle Obama supo captar el papel y el potencial de la moda en un momento en el que nadie le daba demasiada importancia.

Sin embargo, su verdadera contribución ha ido mucho más allá de empoderar a la mujer a través de la moda o de aumentar el valor de las compañías. De hecho, algunas de las firmas que llevó tuvieron problemas financieros, como la mencionada J. Crew o María Pinto, que incluso cerró. El legado que deja Michelle Obama es la idea de que la moda puede utilizarse para crear la identidad propia de una administración, como ya lo hicieron en su época Jacqueline Kennedy o Nancy Reagan. Una idea que impulsa la industria y que ha jugado un papel muy importante en la administración presidencial. Y es que Michelle Obama ha sabido hacer de la moda una política.