Con permiso de Juan Pedro Moreno, presidente de Accenture España, nos vamos a apropiar de unas declaraciones recientes suyas: "Estamos ante un cambio de era. Se están repartiendo las cartas de nuevo, para bien y para mal. Habrá pequeñas empresas (start-up) que arrasen y grandes compañías que desaparezcan”.

Compañías como Accenture vienen defendiendo desde hace tiempo el papel positivo que tendrá la automatización y la digitalización del sector industrial. En el sector financiero estamos asistiendo en los últimos años a la revolución de los robo advisors, que desde hace más de siete años vienen demostrando en mercados como Estados Unidos y Reino Unido cómo la tecnología de Internet y la robotización permite una reducción de costes y un modelo de comisiones al alcance de todos y con un servicio de asesoramiento continuo y sin pausas.

En España apenas estamos presenciando los primeros pasos de los robo advisors, con entidades como la agencia de valores Finanbest y otras. Sin embargo, en Estados Unidos ya muestra datos que nos hacen ver que no son un cambio más, sino que pueden suponer un cambio de era en la industria de la inversión. Y es que en Norteamérica las start-ups dedicadas al asesoramiento automatizado de inversiones en apenas cuatro años han multiplicado por ocho sus activos bajo gestión, respaldadas por un amplio número de cuentas de ahorro para la jubilación.

Según el informe  “Robo Advice – a true innovation in asset managementde Deustche Bank Research, los robo advisors estadounidenses ya gestionan más de 20.000 millones de dólares. Muchas veces estas grandes cifras no nos dicen nada, pero por ponerlo en perspectiva, te diremos que esta cifra es superior al presupuesto de la Comunidad de Madrid, similar al valor bursátil de una gran compañía como Repsol, y multiplica por 2,5 el valor de mercado de todos los futbolistas que juegan  la Champions League.

Sin duda, uno de los aspectos más innovadores de los robo advisors es la automatización de parte de varias de las etapas. El asesoramiento digital que proporcionan los robo advisors está basado en algoritmos. Son estos algoritmos los que “dan las órdenes” de operar, comprar y vender activos o trasladar los mismos a otros valores, rebalanceando las inversiones según el contexto del mercado, los límites de riesgo previstos por el inversor y otros parámetros predefinidos en el algoritmo.

La relación del cliente con un robo advisor comienza por un sencillo test de idoneidad, para darle a conocer a cada cliente su perfil inversor. En esta primera fase se establecen los objetivos de cada persona, su perfil de riesgo, su edad, ingresos, etc. Según los datos extraídos, los robots adjudican carteras de inversiones -también previamente creadas por expertos con ayuda de algoritmos y un gran estudio de antecedentes históricos- que se adaptan al objetivo y necesidades de cada cliente.

Volvemos a recurrir a Accenture para explicar por qué la robotización está suponiendo un cambio de era: La transformación digital es un medio y no un fin. La tecnología permite ser competitivo y no tiene por qué implicar la desaparición de puestos de trabajo. En Accenture implantaron 22.000 robots el año pasado sin que ello supusiera la desaparición de ningún puesto de trabajo. De hecho, por cada robot que implantan se necesitan dos o tres ingenieros que lo definen, programan, gestionan y administran. El problema que plantea la digitalización es el del reciclaje y transformación de las fuerzas de trabajo.

En todos los sectores industriales se está aplicando esta digitalización para dar un salto sin precedentes en servicio y en costes. En el sector financiero esta tendencia ha sido denominada fintech y, dentro de ella, los robo advisors están suponiendo esa punta de lanza de la nueva era de la inversión.