La Reserva Federal eleva los tipos de interés y anticipa dos alzas adicionales antes de que termine el año. El repunte cumple los pronósticos, con un alza de un cuarto de punto hasta el rango de entre el 1,75% y el 2%. Es la séptima vez que el banco central estadounidense sube las tasas desde finales de 2015 apoyada en la expansión económica y el crecimiento del empleo al tiempo que se ajusta la inflación.

Más inesperado fue el anuncio de que ahora se esperan dos subidas de tipos más en lo que resta del año, frente a las tres previstas hace unos meses, una señal de que la Fed comienza a ver riesgos de sobrecalentamiento en la primera economía del mundo.

Las nuevas previsiones de la Fed apuntan a que el IPC se mantendrá por encima del objetivo del 2%, alcanzando el 2,1% este año y permaneciendo en ese nivel hasta 2020.

“En particular, creemos que el retorno gradual de las tasas de interés a un nivel más normal, a medida que la economía se fortalece, es la mejor manera en que la Reserva Federal puede ayudar a mantener un entorno en el que los hogares y las empresas estadounidenses puedan prosperar", argumenta Jerome Powell, presidente de la Fed.

La decisión se tomó de manera unánime con ocho votos a favor y vino acompañada de una mejora de los pronósticos de crecimiento del país, con un avance esperado del 2,8% para este año, frente al 2,7 % calculado en marzo.
"La economía se está comportando muy bien, está en gran forma. Los datos recientes sugieren que el crecimiento en el gasto de los hogares ha repuntado, mientras que la inversión empresarial ha continuado aumentando con fuerza"

Con este optimismo, la Fed espera subir el precio del dinero tres veces el próximo año, decisión que permanece sin cambios por el momento.

Por otro lado, el presidente del banco central reconoce que la preocupación sobre el comercio parece estar creciendo entre los ejecutivos de empresas, aunque matiza que las evidencias aún son escasas.

Powell también informa de que a partir de 2019 ofrecerá una rueda de prensa tras cada una de las reuniones de la Fed, en lugar de una cada dos, en un esfuerzo por mejorar la comunicación del organismo monetario.