El destino de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está en juego. Su continuidad al frente del Gobierno depende del Senado, que decidirá si le abre un juicio por violar las normas presupuestarias.

Los números no juegan a favor de la mandataria, que será destituida si el Senado alcanza una mayoría simple. De un total de 81 senadores, sólo harían falta 41 votos a favor para destituir a Rousseff. Las encuestas indican que al menos 50 diputados votarán a favor del impeachment.

La sesión ha comenzado a las 9:00 hora local, 14:00 hora española y la votación final está prevista a las 20:00 hora local, la 1 de la mañana del jueves en España.

Si el Senado vota a favor de un juicio político contra Rousseff, la actual presidenta será suspendida de su cargo por 180 días. De este modo, mantendría su posición, pero no sus funciones. En ese caso, el vicepresidente Michel Temer ocuparía su lugar hasta noviembre, mes en el que el caso volvería a exponerse en un comité especial del Senado. Una vez finalizado este proceso, Dilma Rousseff dispondría de 20 días para presentar su defensa, tras la cual la comisión votaría su resolución final. Si se la declarase culpable, Rousseff sería finalmente destituida.