La era dorada del petróleo se acerca a su fin, aunque aún hay oro negro para rato. El auge de los vehículos eléctricos y una tecnología de combustibles más eficientes van a reducir la demanda global de petróleo para el transporte para el año 2040, cuando alcanzará su máximo. Pese a esto, el mundo aún podría enfrentar escasez de suministros si no invierte lo suficiente en nueva producción.

Según el informe de perspectivas mundiales de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en ese año habrá en torno a 300 millones de coches eléctricos en las carreteras y la demanda de crudo se reducirá en 3,3 millones de barriles por día (bpd), más de lo que estimaban en el informe anterior.

Además, la agencia prevé que el gas natural supere al carbón como la segunda fuente de energía más grande del mundo después del petróleo hacia 2030, debido a las campañas para reducir la contaminación del aire y por el aumento en el uso de gas natural licuado (GNL).

El escenario central es que la demanda crezca en torno a 1 millón de barriles por día en promedio cada año al 2025, antes de registrar una tasa más estable de 250.000 bpd hacia el 2040, cuando alcanzará un máximo de 106,3 millones de bpd. Esta previsión se ha revisado al alza, ante el crecimiento más rápido esperado a corto plazo y los cambios en las políticas de consumo eficiente de combustible de Estados Unidos.

La demanda de petróleo para transporte alcanzaría los 44,9 millones de bpd para el 2040, un aumento desde los 41,2 millones de bpd de 2017, mientras que la demanda industrial y petroquímica alcanzaría los 23,3 millones de bpd para ese año, desde 17,8 millones de bpd de 2017.

Todo el crecimiento de la demanda global de petróleo provendrá de las economías en desarrollo, lideradas por China e India, mientras que el consumo en economías avanzadas caería más de 400.000 bpd en promedio cada año hasta 2040.

En lo relativo a la oferta, Estados Unidos -que ya es el mayor productor mundial de petróleo- dominará el crecimiento del bombeo a 2025, con un incremento de 5,2 millones de bpd desde los niveles actuales de cerca de 11,6 millones de bpd. Desde ese punto, la AIE espera que la producción de crudo del país disminuya y que la participación de mercado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) crezca a un 45% para el 2040, desde cerca de un 30%.

Por el lado de la demanda, la Agencia con sede en París estima que la demanda de energía aumentaría en más de un cuarto entre 2017 y 2040, suponiendo un uso más eficiente, pero podría subir el doble de esa estimación si no tiene lugar al mismo tiempo una mejora en el consumo. En concreto, la demanda mundial de gas crecería un 1,6% al año hasta 2040 y sería un 45% más alta que en la actualidad.

Una estimaciones que se basan en la legislación y las políticas para reducir las emisiones y combatir el cambio climático. También asumen más eficiencias energéticas en el uso de combustible, en construcciones y otros factores.

China, que ya es el mayor importador de petróleo y carbón del mundo, pronto se convertirá en el mayor comprador de gas y las importaciones netas se acercarán al nivel de la Unión Europea para 2040. Además, el gigante asiático ya es el tercer mayor consumidor de gas natural del mundo detrás de Estados Unidos y Rusia, pero tiene que importar alrededor del 40% de sus necesidades.

Las economías emergentes de Asia representarían aproximadamente la mitad del crecimiento de la demanda mundial total de gas y su participación en las importaciones de GNL se duplicaría al 60 por ciento para 2040, según el informe de la AIE.

Estados Unidos representaría el 40%o del crecimiento total de la producción de gas para 2025, debido a que otras fuentes lo superarían ya que la generación de gas de esquisto del país se estabilizaría. Otras naciones comenzaron a recurrir a métodos no convencionales de producción de gas, como la fracturación hidráulica o "fracking".