Las acciones de Telefónica no levantan cabeza en bolsa. La fuerte competencia en España y el deterioro de las divisas en Latinoamérica echan para atrás a los inversores quienes huyen de la acción. El año pasado llegó a subir a los 10.50 euros hasta abril. Desde entonces ha caído hasta los 8 euros, un nivel que mantiene ocho meses después sin apenas movimiento.

En la cotización pesan las dudas sobre la depreciación de las divisas en Brasil e Hispanoamérica, un escenario que no va a cambiar en el corto plazo y que supone un viento en contra para la empresa que declara sus beneficios en euros. Latinoamérica, junto con España, es la principal fuente de ingresos de la compañía. El panorama se agita con el lento crecimiento de varios países en la región y con al menos seis procesos electorales en 2018.

"A los inversores no les interesa la compañía", cuentan algunos expertos a Capital Radio. Consideran que no hay crecimiento del negocio y que los resultados tienen poco que mostrar. A la hora de hacer previsiones, los ingresos se estancan sobre todo en Latinoamérica y en España donde la caída de ingresos y el Ebitda lastraron las cuentas en el tercer trimestre de 2017. No hay margen para invertir por lo que no puede aumentar los beneficios. En este entorno, las valoraciones tienden a deprimirse, según los expertos.

La competencia y la deuda

En tercer lugar, la competencia es el otro quebradero de cabeza. Actores como MasMóvil han vuelto a robar clientes de banda ancha y móvil. No obstante, Telefónica mantiene el liderazgo con su red y aglutina el 41% de la cuota en España, frente al 28% de Orange y el 23% de Vodafone. En el corto plazo se espera una redistribución de cuotas. La compañía, dirigida por José María Álvarez Pallete, tampoco da alegrías a nivel operativo o de gestión, según José Lizán de Auriga.

La deuda de la compañía de 47.222 millones de euros, cifra similar a su capitalización bursátil, no es una amenaza según el mercado ya que se ha reducido en más de 1.200 millones hasta conseguir una estabilidad. De hecho, las agencias de calificación mantienen el rating de la compañía. Uno de los esfuerzos para reducir deuda son los intentos por vender su filial O2 en Reino Unido.

El mal comportamiento de Telefónica ha afectado a uno de sus principales accionistas, BBVA que ha reconocido pérdidas contables de casi 1.200 millones de euros por su participación en la operadora.

Los últimos movimientos de la compañía que dirige José María Álvarez Pallete han sido varias emisiones de deuda para obtener financiación, la última en Alemania basada en tecnología blockchain.

Para volver a ganar la confianza del mercado, la compañía deberá acelerar los márgenes de sus cuentas e impulsar las inversiones. Se espera que la empresa anuncie en los próximos meses algún movimiento de mayor calado para rebajar sus ratios de deuda.