El crudo estadounidense ha llegado a perder hoy los 50 dólares el barril por primera vez en más de un año.

Se desploma después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, haya declarado que se siente cómodo con los precios actuales. Ahora el mercado pone en duda la capacidad de la OPEP de seguir adelante con su plan de reducción de la producción de petróleo. Una reducción que se pondrá sobre la mesa en la próxima reunión de la OPEP con los países aliados, en su reunión en Viena el próximo 6 de diciembre.

Pero antes habrá otro encuentro: el del G20 que arranca mañana. Los inversores esperan que en esta reunión se hable de la problemática del crudo, más alla de la guerra comercial entre EEUU y China como foco clave. Aunque la reunión del G20 no hará otra cosa que confirmar lo que ya sabemos: que Trump quiere que los precios del petróleo sean tan bajos como ahora y que Putin y el príncipe saudí Bin Salman los quieren más altos, pero no tanto como para poner en riesgo al mercado.

LOS FRENTES ABIERTOS

El problema: hay exceso de suministros de crudo. Y EEUU no ayuda a mejorar esa situación, con unas reservas en máximos de un año, en 450 millones de barriles.

Al aumento implacable de suministro de crudo de EEUU se contrapone la insistencia de Arabia Saudí de que hay que reducir la producción. Rusia comparte el punto de vista saudí: Putin defiende la necesidad de reducir la producción de petróleo en conjunto con la OPEP, pero no está claro ni el momento ni el volumen de esa reducción. Una reducción que, insisten los países productores, no puede ser inmediata, sino gradual.

EEUU no opina igual. Donald Trump presiona a Arabia Saudí para que no se reduzca la producción y para que se bajen todavía más los precios del petróleo. A EEUU le interesan unos precios bajos para explotar sus reservas y para que el resto de países exportadores no obtengan un beneficio muy elevado. Trump tiene dos tipos de intereses: el económico, vinculado al precio del petróleo, y el político, ya que su intención es perjudicar a los exportadores de crudo, como Irán.

Ojo, que por culpa de las tensiones entre EEUU e Irán, EEUU podría perder a un cliente muy importante como es China, el mayor importador de crudo del mundo. Las importaciones del gigante asiático están en camino de registrar un segundo récord mensual consecutivo, de unos 10,2 millones de barriles de petróleo al día.

Debido a la intención de EEUU de imponer de nuevo un embargo a las exportaciones de petróleo de Irán, China pretende sustituir las importaciones de crudo estadounidense por petróleo y gas ruso. Una alternativa para evitar las sanciones de EEUU. También es posible que sienta la tentación de comprar crudo iraní mientras pueda hacerlo y que aumente la importación de crudo en los próximos meses aprovechando la debilidad de los precios para llenar con más rapidez su reserva energética.

China no publica actualizaciones periódicas sobre el estado de sus reservas estratégicas, pero, según las estimaciones del mercado, sólo está a la mitad del camino para cumplir su objetivo de 90 días de cobertura de importación.