El ultraderechista Jair Bolsonaro del PSL gana las elecciones presidenciales en Brasil con un 55,5% de los votos válidos. El próximo 1 de enero relevará a Michel Temer y gobernará el país hasta 2022. Fernando Haddad, el candidato del Partido de los Trabajadores que sucedió al encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ha obtenido un 44,4%.

En un discurso leído ante las cámaras, Bolsonaro se ha comprometido a pacificar el país y defender la Constitución, la democracia y la libertad. Además de mejorar su imagen exterior: "Liberaremos a Brasil y al Ministerio de Relaciones Exteriores de la ideología de sus relaciones internacionales a la que ha sometido a Brasil en los últimos años. Brasil ya no será diferente de los países del mundo desarrollado. Buscaremos relaciones bilaterales que agreguen valor económico y tecnológico a los productos brasileños. Restableceremos el respeto internacional por nuestro querido Brasil".

Otro de los objetivos para el país es buscar asociaciones con los países más desarrollados para que la economía, que comienza a superar la histórica recesión de 2015 y 2016, comience a andar.

Haddad se compromete a defender los derechos de los más de 46 millones de personas que le votaron. Asegura que no están de acuerdo con la mayoría y merecen respeto, también dice que mantendrá una oposición seria y responsable, y ha reiterado que Bolsonaro puede ser un riesgo para la democracia.

España es el tercer país más expuesto a la economía brasileña por detrás de los EEUU y segundo de Europa después de Reino Unido. Según datos del Ministerio de Industria, la inversión española en el país roza los a 39.500 millones de euros en 2016 con una generación de empleo de 155.000 personas.

El director de desarrollo internacional de IE Business School, Antonio Montes, explica que podemos esperar un tono mucho más conciliador y menos drástico que en campaña de Bolsonaro. Quiere dar un rumbo mucho "más liberal a la economía para cortar de alguna manera el ciclo vicioso de la deuda", con más equilibrio fiscal, reduciendo la burocracia y el gasto público. Promete una reforma pensiones, privatización empresas públicas y ministerios para reducir una deuda que supone el 80% del PIB. Montes considera que esto abre la puerta a nuevos negocios de España en el país.