El precio del petróleo está en foco: por una parte, por la acumulación de caídas y, por otra, porque un nuevo actor entra en la escena del crudo. Se trata de Irán. Y es que la semana que viene podrían levantarse las sanciones impuestas contra el país debido a su controvertido programa nuclear.

Después de tres años de restricciones, Irán volverá a exportar petróleo, su principal base económica.

Según la OPEP, Irán es el cuarto país con las reservas de petróleo más grandes del mundo, con aproximadamente 158.000 millones de barriles. Antes de las sanciones, Irán exportaba hasta 2’2 millones de barriles diarios, producción que tuvo que reducir hasta la mitad. Una vez se levanten las restricciones, su primer objetivo será aumentar la exportación en 500.000 barriles diarios hasta los 1’6 millones durante 2016. Para hacernos una idea, la OPEP produce algo más de 30 millones de barriles diarios.

Antes de la revolución islámica de 1979, Irán poseía una de las economías más avanzadas del Medio Oriente. Actualmente, su economía ha sido golpeada a causa de decisiones políticas caracterizadas por grandes subsidios a sectores públicos y la alta inflación. La corrupción es otro problema grave. Y a todo ello le añadimos los efectos de estas sanciones económicas impuestas por EEUU y la UE, que le obligaron a disminuir la producción de su mayor sustento económico. Además de petróleo, Irán cuenta con otros recursos naturales como gas natural, carbón, cromo, cobre, mineral de hierro, plomo, manganeso zinc y azufre. De hecho, las reservas de gas natural de Irán ascienden a 34 billones de metros cúbicos; es el segundo país con mayores reservas de gas, por detrás de Rusia.

A este contexto económico añadimos, además, las tensiones entre Irán y Arabia Saudí. El presidente chino Xi Jinping visitará a ambos países la semana que viene para suavizar esas disputas. Este viaje tiene, por supuesto, fines estratégicos, ya que China depende de esa zona para disponer de suministros de petróleo.