Una economía de 400.000 millones de dólares, rica en reservas energéticas, con 80 millones de habitantes y con hambre de inversión extranjera. Es Irán, una república que confía en atraer capital foráneo tras el levantamiento de las sanciones internacionales que acarrea el acuerdo para limitar su programa nuclear. Después de 25 años de sanciones, la economía iraní quiere abrir sus puertas al mundo, y también a las empresas españolas que este fin de semana viajan al país en una delegación liderada por los ministros de Exteriores, Fomento e Industria.

El país necesita modernizar y construir infraestructuras y viviendas, desarrollar la automoción, modernizar el sector financiero, recuperar un sector turístico que suponía más del 25% del PIB antes de la Revolución de 1979 y que ahora apenas supone el 2,5% de la economía, pero además necesita dinero para desarrollar su industria energética. Irán tiene las mayores reservas de gas natural del mundo y ocupa el cuarto puesto en reservas de petróleo del planeta. Y una de sus cartas de presentación al mundo son los proyectos por importe de 185.000 millones de dólares que pretende desarrollar en este campo.

Pero hay otra carta de presentación que es igual de importante, la promesa de seguridad jurídica. “Vengan y compruébenlo ustedes mismos”. Con estas palabras el embajador de la República Islámica de Irán en los Emiratos Árabes Unidos explicaba este mes de agosto la apertura de puertas económicas del país. Ahora esas puertas se abren para la empresa española. Hay algunas que ya tienen experiencia allí. Según los datos que nos facilita el ICEX, entre esas compañías figuran algunas de componentes de automoción, de equipos de riego, de tratamiento de residuos, de cerámica, de azafrán o de nanotecnología. El reto ahora es que bajo la promesa iraní de seguridad, las empresas españolas ganen presencia en un país con hambre de crecimiento.

Delegación española en Irán

Son varias las empresas que pretenden tantear las oportunidades que ofrece la apertura de Irán. Repsol, Cepsa, Gas Natural, ACS, Sacyr e Indra, figuran entre las compañías cotizadas. Algunas de ellas todavía no están presentes en el país. Es el caso de OHL cuya actividad mira a países como Turquía, Katar, Kuwait o Jordania.

Tampoco está Repsol. La petrolera abandonó Irán en 2012 y busca ahora su sitio en el nuevo marco de relaciones entre uno de los países con mayores reservas del mundo y el sector petrolero.
Indra sí está presente. Recientemente ha ganado otro contrato en Irán para implantar su tecnología de control en el túnel de la línea 2 del Metro de Mashad a través de su solución Horus.

La compañía es la responsable del diseño e instalación del control de ventilación del túnel, que incluye también el suministro de 13 estaciones remotas de comunicaciones redundantes o sensores ambientales. Indra ya realizó un proyecto similar para el túnel de Toheed, en Teherán, hace cinco años.

Entre las empresas que figuran en el listado de la delegación española, aparece CAF, Cepsa, Hotusa, Paradores, SEAT, Cesce, Ineco, Grupo Antolín, CEOE, Cámaras de Comercio, Destinia, Typsa, TCB, Fibernet o HCC, entre otras.