Tanto la sueca como la francesa han invertido millones de dólares en la apertura de nuevas tiendas en el país del Kremlin.  Ya incluso antes de que Donald Trump decidiera abrir un nuevo camino de negociaciones con Rusia, grandes multinacionales habían mirado hacia el bloque ruso para expandir sus negocios.

Leroy Merlin invierte 2.000 millones de euros en un plan para duplicar su número de outlets en Rusia. E Ikea destina 1600 millones de dólares en la apertura de nuevas tiendas, de cara a los próximos cinco años.  También compañías estadounidenses dan de lado al bloque de Trump para penetrar en el mercado del Kremlin. La empresa farmacéutica Pfizer está en proceso de construir una nueva fábrica de medicamentos. Mientras, Mars, la fabricante mundial de alimentos, abre nuevas plantas de comida de mascotas en el país ruso.

 

La tendencia puede continuar en los próximos años. Más aún después de que el republicano anunciara más medidas proteccionistas en Estados Unidos y su salida del TTP. Esto le daría una oportunidad a Rusia para atraer inversores extranjeros afectados por las políticas de Trump.

A su vez, el triunfo del republicano ha permitido a Rusia estrechar lazos con el aliado estadounidense. Ya que con Europa es más complicado debido a las sanciones tras la invasión de Crimea. Ante este tablero geopolítico, China también tiene la oportunidad de competir con Rusia y captar más inversores del exterior. Incluso anunciaba medias aperturistas, de cara a ocupar el papel de Estados Unidos en la esfera internacional.