¿Se imagina que el Gobierno le pagase por ir en bici? Es lo que pretende hacer Holanda. Su Gobierno quiere que las empresas paguen a sus empleados 19 céntimos por cada kilómetro recorrido. Un incentivo para reducir todavía más el uso del coche, la contaminación y promover, ya de paso, un estilo de vida saludable. La meta final es sacar a 200.000 conductores de las carreteras para el año 2040.

Pero Holanda no es el único país que promueve este tipo de medidas en beneficio del medio ambiente y la salud de los ciudadanos. Países como Escocia, Suecia o Francia ya se han movilizado para impulsar la adopción de bicicletas, mientras que Estonia ofrece hasta metro gratuito.

En el caso de Escocia, anunció hace unas semanas un fondo de unos 1.400 millones de euros para subvencionar a ciudadanos y empresas la compra de bicicletas eléctricas y alentar así los viajes activos y sostenibles. Se centra sobre todo en las bicis eléctricas para animar a los menos deportistas, ya que en Escocia hay muchas cuestas.

En la misma línea se mueve Suecia: a finales de 2017 anunció que destinaría 35 millones de euros anuales durante 2018, 2019 y 2020 para estimular la compra de bicis eléctricas, lo que supone un descuento de hasta un 25% del precio final por una bicicleta de 1000 euros.

A Francia lo que más le preocupa es mejorar la calidad del aire de su capital. Y por eso ofrece hasta 400 euros a los particulares que quieran hacerse con una bici eléctrica. A las pymes con hasta 50 empleados, ofrece también 400 euros a cada trabajador que quiera comprar una. Pero, además, ofrece incentivos de 600 euros para quienes abandonen sus coches y un crédito de 50 euros en su plataforma de alquiler de bicicletas a los nuevos conductores que vayan a sacarse el carné de conducir.

Pero quien va un paso más allá es Estonia. Desde hace cinco años, el transporte público en su capital, Tallin, es completamente gratuito para sus residentes. Lo único que hay que hacer es registrarse como residente de la ciudad y pagar 2 euros por una tarjeta verde. Aunque esto no incluye a los turistas: ellos sí deben pagar por utilizar la red de transporte.

Sin embargo, el transporte público gratuito supone un gran quebradero de cabeza para el gobierno, a quien le faltan fondos para cubrir los costes de mantenimiento. Sin embargo, países como Francia o Alemania no descartan esta medida.

Mientras tanto, París ya ha prohibido la circulación a los vehículos más contaminantes y ofrece transporte público gratuito los días en los que la contaminación alcanza niveles peligrosos. Reino Unido, por su parte, ofrece viajes de autobús gratuitos para las personas mayores y pretende extender la medida a los jóvenes menores de 25 años.