Sorprende la demanda que conocemos de Google contra Uber por la potencial fuga de información confidencial desde la primera a la segunda que ha dado origen al caso WAYMO LLC vs. UBER TECHNOLOGIES, INC.; OTTOMOTTO LLC; OTTO TRUCKING LLC.


Y sorprende en el mundo de los negocios porque, en paralelo al gran caso legal iniciado en materia de patentes, Google Ventures invirtió $250 millones en Uber.


Google se atribuye a ser la pionera con su proyecto de conducción autónoma de 2009, aunque lo hizo público el año siguiente y en 2014 ya tenía su propio vehículo. En 2016 ya disponía de ALPHABET, su matriz que concentró todo el proyecto técnico en WAYMO, quien hasta la fecha acredita haber realizado 2,5 millones de millas de forma autónoma.


Sin embargo, un empleado suyo presuntamente se apropió de los archivos de la tecnología denominada LiDAR, que logra la conducción autónoma y en definitiva evitar choques para acabar en la competencia.


El mencionado trabajador, que asistió a reuniones de alto nivel dejó la compañía, supuestamente descargó miles de archivos sobre la tecnología empleada y formó su propia empresa que vendió, se estima, por unos $680 millones a UBER, que parece obsesionada por ser la primera en sacar una solución en materia de movilidad autónoma al mercado.


Por lo tanto, al margen de los movimientos estratégicos, estrenamos batalla legal de grandes dimensiones donde hay mucho en juego, incluso más que la propia indemnización y la protección de la patente.


En definitiva, podemos decir que la carrera hacia el futuro de la movilidad se sustancia en ese juzgado de San Francisco, no solo discutiendo sobre diodos y láseres, sino sobre fugas de información.


Por: Arcadio García Montoro