Madrid, 31 de julio.- Se llama Elena Faba de la Encarnación, y hace una década comenzó a defender el uso del llamado "currículum ciego", una presentación personal en la que no aparece el nombre, la edad, el sexo o la foto.

Hoy, la noticia es que varias empresas han comenzado a recibir y a seleccionar sus incorporaciones con este tipo de currícula. De hecho, 78 empresas han suscrito un protocolo para aplicarlo con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Elena lo propuso en 2007, cuando ya era presidenta del Círculo de Mujeres de Negocios, porque "es necesario completar las acciones más tradicionales y ortodoxas con nuevas ideas, más ambiciosas y enérgicas".

En un artículo publicado por "Mon Empresarial", Elena Faba explicaba:

"Desde un enfoque optimista podría considerarse que los puntos clave para conseguir este objetivo son : la formación de las propias mujeres, junto con la concienciación y educación de todos los actores económicos, directivos y empresariales. Este punto de vista se basaría en la presunción, a mi juicio ingenuo, de que la acreditación de una valúa profesional superior bastaría para que las mujeres tuvieran acceso normal a los cargos directivos, todo esto en un entorno profesional ya liberado de los prejuicios de género. A pesar de ello, el resultado de la aplicación de medidas y políticas de este tipo durante las últimas décadas, no ha llegado a la totalidad de los resultados esperados y deseados, aunque ha mejorado notablemente la situación.

Desde mi punto de vista, el enfoque de este problema se ha de establecer desde una óptica puramente resultadista. Si la presencia de las mujeres en puestos directivos está escandalosamente por debajo de otros ratios perfectamente significativos como, por ejemplo, su presencia y valoración en las universidades, resulta evidente que las políticas y acciones emprendidas hasta hoy resultan insuficientes.

Mi propuesta, por tanto, no se centra en un paquete definido de medidas. Más bien se trata de proponer cambios en la forma de enfrentarse al problema. 

Creo que es necesario complementar las acciones más tradicionales y ortodoxas con nuevas ideas, más ambiciosas y enérgicas.

Podríamos, por ejemplo, considerar la extensión del permiso de maternidad a los padres, pero de forma obligatoria e idéntica al de las madres. De esta forma, la repercusión de esta circunstancia en cualquier organización resultaría totalmente idéntica, con independencia de si un cargo está ocupado por un directivo o por una directiva. Obviamente políticas de este calado, solo podrían considerarse si el propio Estado asume su parte del impacto económico.

Otro ejemplo sería promover como "buenas prácticas" o incluso establecer normas precisas para que los procesos de selección sean absolutamente opacos en lo que respecta al género de los candidatos, tanto en el sector público como en el privado. Esta es la única manera por la cual, al menos teóricamente, podría garantizarse una decisión totalmente aséptica y libre de cualquier prejuicio. Libre, incluso, de las reticencias más subconscientes de la propia naturaleza humana.

Seguramente pueden plantearse más y mejores sugerencias que los dos ejemplos citados, que únicamente pretenden mostrar la evidente necesidad de plantear medidas más innovadoras y decididas".

Elena Faba de la Encarnación es hoy diputada por Ciudadanos, en la lista de Barcelona.   Faba es Licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona y Técnico superior en relaciones públicas, comunicación y publicidad por el mismo centro. Durante los últimos años se ha especializado en estrategia digital.