El reelegido presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, asegura que hoy empezará a cumplir sus promesas. Erdogan ha vencido en el adelanto de las presidenciales con el 52,6% de los votos.



Anuncia que jurará su cargo a primera hora e inmediatamente nombrará a los ministros. Con estos nuevos comicios entra en vigor la reforma aprobada en referéndum que elimina la figura del primer ministro, por lo que el presidente asume todo el poder Ejecutivo. Erdogan destaca que tiene una gran responsabilidad: "Los resultados de las elecciones, aunque no oficiales, son determinantes. De acuerdo con esto, nuestro pueblo nos ha encomendado la tarea de desempeñar los cargos presidenciales y ejecutivos. Al dar a la Alianza del Pueblo y al Partido AK la mayoría en el parlamento y, por lo tanto, la autoridad legislativa, nos han dado una gran responsabilidad".

El mandato es de cinco años, al igual que el de los 600 diputados elegidos ayer. Entre las prioridades de su mandato, Erdogan destaca la lucha contra las organizaciones terroristas. Su rival más directo, socialdemócrata Muharrem Ince, no ha llegado al 31 por ciento de los votos.

Erdogan recibe ahora el espaldarazo que le da ese poder casi absoluto para modelar el país acorde a su ideario. Fue durante once años (2003-2014) primer ministro, siempre con mayorías absolutas, antes de pasar al cargo de presidente desde donde siguió manejando los hilos del poder en los últimos cuatro años.

Erdogan fue el primer presidente elegido en las urnas en 2014, y no en el Parlamento, gracias a una reforma que él mismo impulsó desde el Gobierno. El año pasado logró el "si" de la población, expresado en referéndum, para la reforma constitucional que elimina el cargo del primer ministro y traspasa todo el poder ejecutivo al presidente, un paso duramente criticado por la oposición, que ve el peligro de convertir a Turquía en un Estado de un solo hombre.

Erdogan ha argumentado que liberarse de las ataduras del Parlamento es necesario para poder crear una "nueva Turquía". Sueña con el país como "potencia económica mundial", basada en la identidad islámica y guía del mundo musulmán, lo que supone una ruptura profunda con los ideales laicos de Atatürk.