Obama se despide. El presidente de los Estados Unidos pronunció anoche su último discurso del Estado de la Unión. Antes de ceder el cargo, presumió de la recuperación económica y aseguró que el país cuenta con una economía fuerte y duradera, “con 14 millones más de empleos” y la mitad de paro.

A pesar de los logros, Obama insiste en la necesidad de ir más allá desde el gobierno y reconoce que hay gente preocupada por el incremento de la desigualdad. También hubo mensajes en el discurso para las empresas y los bancos de Wall Street. El mandatario insistió en que hay más riqueza en manos de los más ricos, que han exprimido a los trabajadores. Les acusa de no subir los salarios y de buscar beneficios antes que mejorar la vida de los ciudadanos.

En un discurso con mucha política, Obama atacó a los candidatos presidenciales republicanos, por su retórica antimusulmana, y acusó a sus críticos de jugar a favor del Daesh. "Cuando dirigentes políticos insultan a los musulmanes (...) eso no nos da más seguridad", dijo el presidente, provocando los aplausos de quienes atestaban el recinto de la Cámara de Representantes. "Está mal. Nos disminuye ante los ojos del mundo. Hace más difícil que alcancemos nuestras metas", agregó.

Obama quiere restablecer el optimismo en su último año de mandato. El próximo presidente comenzará su trabajo en enero de 2017 y esta comparecencia era una de las pocas oportunidades que le quedan al mandatario para llamar la atención de los millones de votantes antes de las elecciones de noviembre.

En su último año al frente del gobierno, marcado por el terrorismo, el presidente reconoce que el autodenominado Estado Islámico y Al Qaeda suponen una amenaza directa a los estadounidenses, pero critica a aquellos que se refieren al conflicto como “Tercera Guerra Mundial”, porque no representan una “amenaza nacional”.

Obama se refirió una vez más a los grandes temas que han copado sus dos legislaturas. Quiere dejar claro su legado y puso el énfasis en áreas donde se alcanzaron compromisos con los republicanos en el Congreso: el comercio, la reducción de la pobreza y la reforma de la justicia penal. Precisamente ayer el mandatario pidió a los legisladores que ratifiquen el TTP, el acuerdo comercial con la zona del Pacífico. También destacó la mejora del sistema sanitario, uno de los grandes objetivos que se marcó al llegar a la presidencia.

Por otro lado, les anima a avanzar en las leyes de control de armas, a levantar el embargo que pesa sobre Cuba, cuidar el medio ambiente o mejorar la protección a los trabajadores. En el lado de los lamentos, destacó no haber sido capaz de elevar el debate político durante su Gobierno.

Con un pie fuera de la Casa Blanca, el demócrata reivindicó en su último discurso la fortaleza de Estados Unidos. Intentó superar la política del miedo que encarnan algunos aspirantes, como Donald Trump, y fijó grandes prioridades para el futuro del país. Entre ellas destacan el objetivo de desarrollar una tecnología que permita mantener al país como líder en innovación y combatir el cambio climático. En el lado de la política exterior, el último deseo de Obama es que se mantenga el liderazgo de EEUU, pero con una política menos polarizada.

Crear una economía más igualitaria es otro de los objetivos de Barack Obama en su último año al frente de la primera potencia mundial: “Quien que diga que la economía estadounidense está en decadencia está vendiendo ficción. Lo que es verdad y hace que muchos americanos sientan ansiedad es que la economía ha estado cambiando profundamente. En los últimos 7 años nuestro objetivo ha sido generar una economía que funcione mejor para todo el mundo. Hemos hecho progresos pero tenemos que hacer más”.