El FMI pide a China más claridad sobre el régimen de tipo de cambio para calmar la volatilidad financiera y recurrir al estímulo fiscal en caso de que la desaceleración económica se profundice. El portavoz del organismo, Gerry Rice, reconoce que China se encuentra inmersa en un ambicioso proceso de transición hacia un modelo económico más basado en la demanda interna y menos en las exportaciones y que por el camino habrá sobresaltos: "Por supuesto que China se ha embarcado en este nuevo equilibrio histórico de su modelo de crecimiento. Lo hemos dicho antes, y lo he dicho antes aquí, creemos que esto es algo bueno para China económicamente, bueno para el mundo económico. Sin embargo este cambio al nuevo modelo de crecimiento va a estar lleno de baches, es desigual y los efectos se hacen sentir en varias partes del mundo".

El portavoz del Fondo indicó que, "si el crecimiento amenaza con caer por debajo del objetivo, hemos recomendado que la primera línea de defensa sea el estímulo fiscal". China se encuentra inmersa en un ambicioso proceso de transición hacia un modelo económico más basado en la demanda interna y menos en las exportaciones.

El mercado de valores chino ha caído repetidamente desde comienzos de 2016, en una nueva muestra de la inmadurez de los mercados y de los vanos intentos del Gobierno de tenerlos bajo control. China publicará el próximo martes sus datos de PIB de 2015. Se espera que ronde el 7 por ciento, su menor ritmo en el último cuarto de siglo. Pekín se ha marcado como meta un crecimiento mínimo anual del 6,5% en el próximo lustro. En sus últimas previsiones, el FMI pronosticó una expansión del 6,8% para 2015, y de un 6,3% para 2016.