La historia del vino es paralela a la historia de la humanidad. Desde el mundo Clásico con la referencia del dios Dionisos, pasando por el antiguo Egipto y los escritos del antiguo Testamento encontramos referencias a esta bebida alcohólica. Precisamente por esa tradición y por el hecho de que el ser humano siempre ha consumido vino, las compañías dedicadas a este sector suelen sobrevivir más tiempo que otras, expuestas a mayores amenazas.


En este contexto, miramos al potencial del sector vitivinícola a través de un fondo de inversión: el March Vini Catena, un fondo que invierte en compañías cotizadas que participan en la cadena de valor del vino, como empresas de destilados, distribución o maquinaria industrial.



Su principal peso se encuentra en Francia y EEUU. Dentro del mundo vitivinícola, destaca el hecho de que EEUU se considera un país emergente, todavía joven en el sector. Aunque el March Vini Catena mira también al sudeste asiático y a África, como regiones por todavía por explotar en el sector vitivinícola.

El fondo tiene 53 compañías en cartera. Tiene un peso importante en la australiana Treasury Wine States, que se trata de la segunda mayor bodega del mundo en hectáreas cultivadas, junto a la chilena Viña Concha y Toro.

El fondo se lanzó en diciembre de 2010. Está invertido un 80%, con lo que tiene un 20% de liquidez con la idea de esperar a recortes en los valores para incrementar su exposición. Su volatilidad anualizada es del 9’3%, por debajo de su índice de referencia, el MSCI World. La rentabilidad anualizada a 3 y 50 años se sitúa en el 10%.

Se trata de un fondo enfocado a inversores con un horizonte de inversión largo, de 3 a 7 años.

En cuanto al futuro del sector, el gestor Javier Pérez prevé un futuro brillante, a pesar de las dificultades que puedan surgir.