La longevidad de la expansión económica mundial sincronizada está cada vez más en tela de juicio. A pesar de que el crecimiento es todavía sólido en términos absolutos, la combinación de un impulso económico más débil, una inflación más alta en Estados Unidos y las consiguientes subidas de los tipos de interés conducen a la debilidad del mercado y a un retorno a niveles de volatilidad más "normales".

Según BMO Global Asset Management, los riesgos han aumentado pero ese aumento de la volatilidad no es “indicativo de problemas en los fundamentales” y el incremento de la agitación de los mercados no ha ido más allá de la renta variable.

En el caso de Europa, tras un año de sorpresas económicas positivas se ha invertido la tendencia, pero tampoco representa un retroceso significativo en términos de crecimiento real o de perspectivas de expansión, sino que depende del hecho de que las expectativas se habían vuelto demasiado optimistas, según la gestora.

En Estados Unidos, la economía sigue dando buenos resultados y las expectativas de crecimiento se revisan al alza, lo que indica que “parece haber recuperado su papel de líder del crecimiento mundial”. No obstante, existen preocupaciones regulatorias sobre el sector tecnológico y las tensiones comerciales. Estos, junto con la perspectiva de unos tipos de interés más altos, han mantenido la rentabilidad de la renta variable estadounidense bajo control.

BMO Global Asset Management descarta que nos encontremos ante el final del ciclo económico y recomienda a los inversores estar sobreponderado en renta variable, sobre todo en Estados Unidos, en Europa sin Reino Unido y Japón, además de bonos alemanes. Por el contrario, recomienda reducir peso en renta variable británica y de la región Asia-Pacífico, además de los bonos del tesoro y deuda “high yield” estadounidenses.