Historia, monumentos, parajes espectaculares y, además, buena gastronomía. No se puede pedir más. Ni nada menos, si queremos disfrutar de una escapada rural perfecta. Por eso, hoy, nuestros pasos nos llevan hasta Zuheros. Capaz de mantener el encanto de otra época a través del tiempo, nos recibe con calles estrechas y sinuosas, multitud de placitas y rincones llenos de sabor tradicional.

Lo encontramos en un desvío de la N-432, dejando a nuestras espaldas Baena e internándonos en la Sierra de la Subbética cordobesa. Considerado uno de los pueblos más pintorescos de Andalucía, nos recibe colgado en un peñasco a las puertas del parque natural en que se han convertido estas sierras, dominadas por hileras ondulantes de olivares.

Nos adentramos en el blanco de sus casas encaladas y paseamos, sin rumbo, hasta encontrar lugares extraordinarios como los miradores del Bailón, de las Escominillas, las Villas y el Balcón del Castillo, con vistas espectaculares de la campiña cordobesa y el desfiladero. 

Hacemos una parada en su castillo, una fortaleza construida por los árabes a partir del siglo 9 y de la que aún se conservan torres, muros y estancias repartidas sobre las rocas.

Podemos hacer también otra parada en el Museo Arqueológico de la localidad, donde se recogen hallazgos relacionados con la Cueva de los Murciélagos, así como en los de Costumbres y Artes Populares Juan Fernández Cruz; y la Casa Museo-Estudio del pintor Francisco Poyato.

El otro gran atractivo de Zuheros lo encontramos a las afueras, a unos cuatro kilómetros: la Cueva de los Murciélagos. Uno de los más importantes yacimientos de Andalucía, sirvió de hogar y refugio a los primitivos habitantes de la comarca desde tiempos del neolítico y del paleolítico. De ellos se conservan numerosos hallazgos, como restos de cereales, artilugios de caza e, incluso, un cadáver enterrado en un gur o antigua ciénaga.


Hoy, solo la pueblan los murciélagos y las bellas formaciones de estalagmitas y estalactitas. Su gran valor arqueológico, sin embargo, se debe a las pinturas rupestres de sus paredes en las que se distinguen dibujos de cabras, ciervos y caballos.  

Un merecido descanso para comer nos permite acercarnos a la gastronomía de Zuheros que, además de un extraordinario Aceite de Oliva Virgen Extra (con D.O. Baena), cuenta con fantásticos quesos de cabra y una apetitosa variedad de platos con marcadas influencias de la sierra. Las chuletas de cordero rebozadas, las migas, el conejo al ajillo, chacinas, jamones, el guiso de habas con huevo duro denominado “sobrehusa” y las “cachorreñas” (bacalao con huevo, pan tomate y naranja), son algunos de los platos que harán nuestras delicias. Los postres también son imprescindibles: Requesón con miel y azúcar, pestiños, pan de higo y roscos melados acompañados de un “Resol” (bebida típica hecha con anís, café y naranja).

Ya recuperados, podemos dedicarnos a descubrir los paisajes y alrededores de Zuheros, escenario ideal para disfrutar de la naturaleza, recorriendo los senderos del Río Bailón o a través de la Vía Verde de la Subbética a su paso por esta localidad.

Nos despedimos ya de Zuheros. En nuestra partida, es posible que escuchemos algún “Bien te logres”, frase típica de la zona que se emplea para desear felicidad y que, sin duda, describe a la perfección cómo nos hemos sentido durante nuestro recorrido por Zuheros.