"Debe reconocerse una ventaja fiscal a los inversores que decidan prestar su dinero a las pymes para ayudar a financiarlas", señala María Gracia Rubio, secretaria técnica de la Asociación de Crowdlending Española.

En este aspecto, Reino Unido va en cabeza: "los ingleses han diseñado una regulación flexible y abierta", asegura Gracia Rubio, quien añade que la aspiración principal es que la legislación "refleje el grado de madurez que ha alcanzado la industria". Y es que, conceptualmente, prestar el dinero a una pyme no es muy distinto de comprar acciones en bolsa o invertir en un fondo de inversión.

 





"La financiación participativa o crowdlending es una pieza muy importante dentro de la propia financiación de las pymes", aunque esta actividad tiene reconocimiento legal desde hace muy poco: desde el año 2015. Hasta entonces, se llevaba a cabo dentro de la legalidad sin ley. Una vez aprobada la ley, afirma la secretaria técnica, "es cuando se produce un despegue de la actividad".