Madrugada con el petróleo y las empresas como protagonistas. La compañía estatal petrolera China, CNPC, ha suspendido el envío de combustible a Corea del Norte por razones económicas, no políticas. En Japón, Takata y Toshiba enfrentan distintos finales para sus problemas.

La administración Trump sopesa emprender sanciones comerciales contra China ante lo que considera falta de acción contra Corea del Norte. La misma madrugada que sabemos esto la petrolera CNPC suspende sus envíos de combustible a los norcoreanos, pero lo hace porque no está recibiendo los pagos previstos, no porque obedezca a ningún tipo de sanción política. Al respecto, China considera que las advertencias que lanza el Gobierno de Corea del Norte no son más que eso, y que no hay porque provocar una guerra. En todo caso, los mandatarios del gigante asiático y de Estados Unidos volverán a hablar la próxima semana para abordar el problema nuclear que supone Corea del Norte.

Por cierto que también se ha metido Estados Unidos en el caso del premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, activista por los derechos humanos encarcelado durante once años y en libertad para tratarse ahora el cáncer que padece. El embajador de Estados Unidos en China, Terry Branstad, asegura que le encantaría que Xiaobo fuera tratado en otro lugar que no fuera China. Una afirmación que ha levantado suspicacias pero que no ha tenido una respuesta oficial por parte del Ejecutivo chino.

En lo empresarial, Takata afronta los que parecen los últimos días de la compañía. El fabricante de componentes para automóviles ha dejado en manos de dos de sus filiales la producción y entrega de componentes, y tras declararse el lunes en bancarrota prosigue su desplome en bolsa. Casi un 70% de caída dejan las acciones con un valor cercano a 0.

Toshiba, que parecía cerrar sus problemas gracias a las distintas ofertas recibidas por su división de chips (entre las que está una de 18.000 millones de dólares realizada por Bain Capital), se enfrenta a un nuevo dilema. Western Digital, una de sus filiales dedicada también a la fabricación de componentes y chips, quiere que la vendan junto al resto de la división, y está dispuesta a paralizar cualquier acuerdo demandando a la propia Toshiba ante los tribunales estadounidenses si no se la incluye en esa venta. Con estas expectativas, cualquier acuerdo puede prolongarse en exceso y traer de nuevo problemas de capital a la compañía, que esta mañana ha pedido disculpas a sus accionistas.