La Unión Europea decide su futuro. Tras la sacudida que provocó la llegada de una crisis económica que aún no ha dicho su última palabra, con las cifras macroeconómicas empezando a repuntar y algunas crisis -como la griega o la italiana- aún sin resolver, llegan nuevos retos al Viejo Continente. La resaca del brexit y la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos todavía no han desplegado todas sus consecuencias. A estos retos se unen las elecciones de Holanda, Francia y Alemania a lo largo de 2017, donde ya se puede apreciar el caldo de cultivo del desencanto y el euroescepticismo en los sondeos, con Angela Merkel en horas bajas y el Frente Nacional francés liderando las encuestas para la primera vuelta de los comicios galos.

El proyecto comunitario en su conjunto se encuentra en una encrucijada y, con el objetivo de decidir un rumbo que saque a la maltrecha Unión Europea de ella, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha presentado en la Eurocámara un Libro blanco. Son cinco escenarios alternativos para la UE a 27 después del brexit y la mirada puesta sobre 2025. El debate llega antes de la cumbre de Roma del 25 de marzo, ya sin Reino Unido, marcado por propuestas “realistas, creíbles, positivas y no excluyentes”.

El primer escenario que plantea Juncker es seguir igual, es decir, continuar con el crecimiento económico, la inversión y el impulso al empleo, al tiempo que se sigue cooperando en defensa y seguridad. Es en el segundo punto donde llega la principal novedad del documento del presidente de la CE, donde se contempla por primera vez la hipótesis de la marcha atrás en el proceso de la construcción comunitaria, en el que la UE retroceda hacia un mercado único, dejando de lado una mayor integración política.

La tercera opción abre la puerta a una UE a dos velocidades o, incluso, a más. Se formaría un núcleo duro de países que quieren avanzar más rápido en temas como defensa, seguridad, justicia o fiscalidad, mientras que el resto irían más despacio y podrían volver al primer grupo si así lo desean.

En el cuarto punto se plantea hacer menos con más, es decir, afrontar juntos determinadas prioridades y devolver ciertas competencias a los Gobiernos nacionales. El último y quinto escenario es la opción contraria –y la favorita del presidente de la Comisión Europea pero la menos apoyada en la mayoría de los países– e ir hacia una mayor integración política, es decir, hacer más todos juntos. En este punto, los Estados cederían más soberanía y recursos a Bruselas, lo que implicaría la reformulación de varios tratados.

Durante la presentación de su Libro Blanco, Juncker ha declarado que "es la hora de poder demostrar lo que la Unión Europea puede o no puede hacer" y preguntarse si los objetivos marcados son realmente suficientes para responder a lo que pide la ciudadanía. En cualquier caso, el presidente de la Comisión insiste en su apuesta y defiende: "La Unión Europea es mucho más que sólo mercancías y dinero".